TradeSport 141 - Febrero 2007

editorial DIRECTOR Jaume Ferrer (jferrer@gescode.es) Como era previsible, en los pasillos de la ispo no se hablaba de otra cosa que no fueran los efectos colaterales que está produciendo en el sector la 'catastrófica' campaña de invierno que llevamos. La mayoría de detallistas con los que tuvimos ocasión de compartir pronosticaban un descenso medio de las ventas de material duro (esquí y snow) que a final de temporada podría situarse por encima del 50%. Los más pesimistas afirmaban, sin tapujos, que este año los especialistas de esquí batirían records negativos. Con este panorama, no muy alentador, si hay algo en lo que estábamos todos de acuerdo es en que, frente a la adversidad climatológica, proveedores y detallistas deberían ir en el mismo barco, porque, por mucho que a estas alturas nieve y haga frío, no va haber un solo comercio que consiga salvar la campaña de invierno, y la mayoría, grandes y pequeños, tendrán que soportar fuertes presiones financieras. Pero no sólo los comercios sufrirán esta presión: como es tradicional en nuestro sector, cuando las cosas van mal, las marcas son quienes acaban soportando la mayor presión. Por eso, no es extraño que varios detallistas y, sobre todo, la central de Intersport, estén presionando -desde hace tiempo- a las marcas para alargar los pagos, pidiendo descuentos suplementarios -de hasta el 15%- y/o reclamando que éstas se hagan responsables de parte del stock para poder programar para la próxima campaña. Y esa no es la solución, porque no creo que la presión de una mala temporada deba recaer casi siempre en los proveedores. Éstos ya están sufriendo las consecuencias en las programaciones de la próxima campaña, porque lógicamente los detallistas, con la tienda llena de stocks, no están muy dispuestos a comprar. Si las marcas están predispuestas a alargar los plazos de pago, perfecto, pero que las tiendas -o los grupos- presionen a los proveedores no tiene mucho sentido porque, por un lado, difícilmente acabarán vendiendo su stock, y por el otro, tienen la alternativa, más lógica, de acudir al banco y pedir financiación, como hacemos todos. Si todo el sector fuera en el mismo barco, a estas alturas no tendríamos que escuchar el tópico -demasiado habitual en este sector- del 'todo vale', y sobre todo, no tendríamos que leer en otro medio de comunicación del sector como hay quien se atreve a sacar pecho ante una situación tan negativa: es lamentable que el Director General de Intersport, Ignasi Puig, después de presionar con formas poco elegantes a las marcas de material duro de nieve, anunciando un boicot comercial a aquellas que "no les apoyen", se atreva a alardear de la fuerza que con esta acción ha adquirido la central frente a otros operadores y, especialmente, frente a los comercios independientes. Es una lastima que a estas alturas, y tal y como están las cosas, aún haya ejecutivos que prefieran ir en su propio barco. Inter-dependencia opinión Andrés de la Dehesa (adehesa@sportmas.com) Que nuestro sector necesita un punto de encuentro lo opinamos muchos. Obtener la receta mágica que atraiga a todos -expositores y visitantes- se ha convertido en un reto. Indudablemente debemos aprender de los errores del pasado y de los ejemplos de éxito de algunos certámenes que continúan atrayendo tanto a la oferta como a la demanda. Para muestra, la pasada edición de Ispo Winter, que ha incrementado un 14% el número de visitantes españoles. Los organizadores de eventos feriales se encaminan cada vez más hacia un análisis de lo realmente atractivo para el visitante, como principal captador de un expositor, hoy por hoy, escéptico. Actualmente se está viviendo un momento interesante en el que percibimos el nacimiento de un movimiento comprometido con el desarrollo ferial, y donde la capacidad de algunas personas para despertar la conciencia de otras será determinante en el futuro entorno ferial. Mientras en otros países de Europa los organizadores feriales se alían entre ellos para consolidar la hegemonía de sus propuestas, aquí siguen compitiendo perdiendo grandes oportunidades. Centrándonos en el panorama ferial estatal, en el que actualmente coexisten múltiples e idénticos certámenes, conseguimos una infortunada suma: a la competencia cada vez más global debemos añadir nuestra competencia local, ante la cual las respuestas convencionales no funcionan. Las empresas que organizan ferias sin disponer de instalaciones propias -los denominados "organizadores sin recinto"-, como Bread & Butter, están aportando mucho dinamismo, innovación y creatividad, y son plenamente conscientes de que España se ha ido situando como un destino de "turismo ferial" con una más que razonable oferta de recintos y precios muy competitivos. Corren tiempos en los que es preciso obtener respuestas dinámicas y muy focalizadas para aportar soluciones concretas a nuestro sector. Las empresas están dándose cuenta de que necesitan forzosamente diferenciar sus productos y servicios, conscientes del exceso de oferta y de la abundancia de opciones. Su presencia en una feria se justifica por la posibilidad de contar propuestas transcendentes, físicamente atractivas y emocionalmente impactantes. Las marcas líderes, de cualquier sector, han dejado claro que las emociones van a ser las protagonistas. ¿Necesitamos una feria? Necesitamos una feria

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