guen considerándose, por la mayoría de españoles, como modalidades caras, y a pesar de que difícilmente los precios van a bajar, porque hay que mantener unas infraestructuras que son muy caras, las perspectivas apuntan a un crecimiento continuo de los practicantes, especialmente entre los más jóvenes, atraídos por modalidades más "actuales" como el snowboard o el Freestyle. Precisamente estas dos modalidades son las que en los últimos años, como hemos dicho anteriormente, han dado un nuevo impulso al mundo de los deportes de nieve. Si hace apenas cuatro o cinco años fue el carving el que marco ese punto de inflexión, ahora es el Freestyle el que tiene todos los alicientes para dejar de ser sólo una moda y convertirse en la modalidad capaz de hacer crecer el segmento. Y aunque es difícil evaluar el futuro de esta modalidad, la "historia" del carving puede ser un buen ejemplo de cómo pueden ir las cosas. Cuando esta variedad del esquí apareció el mercado estaba en crisis; el snowboard crecía en progresión geométrica y la imagen del esquí quedaba anticuada. El Carving surgió con la idea de que el esquí fuera tan fácil de aprender como el snow, que la progresión técnica fuera rápida para poder disfrutar plenamente de las sensaciones del deslizamiento en la nieve. Con unas líneas de cotas sobredimensionadas los esquís podían dejar de derrapar y facilitar el viraje conducido, un placer reservado hasta ahora a los esquiadores del más alto nivel y a los surferos. El éxito fue brutal y reactivó el segmento. Pero el tiempo pasa y el carving ya no seduce como antes -aunque sigue con buenas cifras de ventas-. Ahora es el freestyle el que toma el relevo, y los expertos están convencidos de que su éxito será mucho más duradero. Marcas y tiendas Es difícil saber hasta qué punto las marcas sufrirán las consecuencias de las extrañas temperaturas de esta temporada, al menos este año. La mayoría vendieron el material duro mucho antes de imaginar que este invierno sería como está siendo y los problemas a los que pueden enfrentarse es que obviamente no habrá peticiones de reposición, que los pagos pueden retrasarse considerablemente (algún grupo de compra ya presiona para retrasarlos) y, sobre todo, que la campaña del año que viene puede ser especialmente complicada, porque las tiendas, con los resultados de este año, serán muy comedidas a la hora de comprar, sobre todo si aún tienen stock. Y obviamente, quienes más sufrirán este problema serán las grandes marcas. En cuanto a los detallistas, aunque muchos aseguran que sus pérdidas no superan, en el peor de los casos, el 30%, y que la mayoría de éstas están relacionadas con el material duro, “porque el textil se ha vendido relativamente bien en navidad y rebajas”,el año ha sido desastroso. Las tiendas multideporte en las que el esquí tiene presencia no sufrirán especialmente porque los deportes de nieve apenas representan un 15% o 20% del negocio, pero en cambio, los comercios especializados, sobre todo los más pequeños, pueden tener serias dificultades para salvar la situación. Es cierto que no es la primera temporada en la que el paisaje de las estaciones pirenaicas es verde en lugar de blanco, pero tras cinco años con nieve abundante, pocos podían pensar en un año como éste y es probable que muchos detallistas tengan que hacer equilibrios para pagar a los proveedores y mantener el negocio. Pero volviendo a las marcas, y centrándonos especialmente en el esquí, sigue habiendo en el segmento una cierta preocupación por el estado actual del mercado, excesivamente saturado. En los últimos años las ventas de esquís siempre han oscilado entre los 70.000 y los 80.000 pares anuales y parece complicado superar esta barrera. Para intentarlo, las marcas siguen apostando fuerte por las mejoras a nivel tecnológico, por modalidades más agresivas e innovadoras (en definitiva, más atractivas para los jóvenes y los no practicantes) y, sobre todo, por abrir nuevas vías de negocio que les permitan crecer, especialmente las relacionadas con la mujer, que en el esquí, como en otros segmentos, se ha convertido en una de las pocas categorías con potencial suficiente para dar un cambio de rumbo al segmento. En este mercado tan complejo las cosas apenas se han movido en los últimos años. Amer sigue dominando descaradamente el sector con sus dos marcas líderes, Atomic y Salomon (a las que hay que añadir Dynamic y Volant). A la estela de Amer encontramos varias marcas importantes a nivel mundial, como Head, Rossignol -recientemente adquirida por Quiksilver- Elan, K2 - con nuevo distribuidor en España-, Fischer, Dynastar, Volkl o Scott. En snow las marcas especializadas como Burton o Santa Cruz ganan terreno a los fabricantes de esquís como Atomic, Salomon, Head o Rossignol -las cuatro grandes del segmento- que cuentan con división de snowboard. El caso del textil es algo diferente. Sin ir más lejos, Atomic no tiene línea textil que no esté licenciada, y aunque Salomon sí cuenta con una, está más dirigida a deportes outdoor. De las grandes, sólo Rossignol parece haber apostado fuerte por esta categoría y cuenta con colecciones muy extensas en las que incluso han colaborado diseñadores de moda. Además, con la entrada al grupo Quiksilver, es probable que la marca francesa apuesta aún más fuerte por esta categoría. Así, con las marcas especializadas de material duro "fuera de juego", el mercado lo controlan las marcas de X-Wear (gliss), marcas especializadas en textil de esquí y marcas outdoor. El fuerte auge del sportwear, que como hemos dicho en varias ocasiones ya representa más del 80% de las ventas en las tiendas multimarca, se ha traducido en una modernización de las colecciones para deportes de nieve. Este hecho, junto con el creciente interés de los más jóvenes por el esquí -o más bien por el snow y el freestyle- y su "amor" por determinadas marcas vinculadas al mundo gliss, ha conllevado que las ventas de textil para deportes de nieve se hayan convertido en uno de los pilares para muchas tiendas, tanto por su volumen, como por su rentabilidad. Así, muchas marcas del llamado mundo del X-Wear, como Billabong, Oakley, Quiksilver o Rip Curl, están compitiendo con marcas tradicionales del esquí como Spyder, con marcas especializadas en material duro que cuentan, además, con colecciones textiles e, incluso, con marcas outdoor que han sabido explotar muy bien la tecnicidad de sus prendas como reclamo. A pesar de las alarmas que ha generado el calor de este invierno, muchos detallistas aseguran que sus pérdidas no superarán el 30% y que la mayoría de éstas están relacionadas con el material duro ts40 En textil, las marcas tradicionales del esquí como Spyder o Descente compiten con marcas del mundo del XWear, como Billabong, Oakley, Quiksilver o Rip Curl y con marcas outdoor que han sabido explotar muy bien la tecnicidad de sus prendas
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