TradeSport 139 - Diciembre 2006

Raul Bernat, Barcelona tiempo estimado de lectura >>> 9 min. Las palabras moda y deporte tienen un fuerte significado por separado, pero en estos últimos años, el acercamiento entre ambas ha dado fruto a un nuevo concepto que parece haber revolucionado a ambos sectores: la llamada moda deportiva. Este concepto, que ambas partes se empeñan en apropiarse (la moda insiste en que es ella quien ha dado un toque deportivo a sus colecciones, y el deporte replica que al fin y al cabo no deja de ser deporte, y que por lo tanto es a él a quien corresponde ese honor) ha generado muchas controversias, sobre todo, entre quienes consideran que no es "real". ¿Existe realmente la moda deportiva? ¿Es un concepto demasiado abstracto que en el fondo lo que busca es disfrazar una evidencia no muy alentadora? Desde que este concepto empezó a estar en boca de todo el mundo, tanto en nuestro sector como en el mundo de la moda, mucho se ha especulado sobre su significado real y, sobre todo, sobre su radio de alcance. ¿Es algo que pertenece a las marcas de deporte que están apostando por la moda o, al contrario, es sólo una moda más del complejo mundo de la moda, que hoy mira hacia el deporte y que mañana puede darle la espalda? Probablemente estas y otras cuestiones que hemos planteado antes y en anteriores ediciones de Tradesport, tengan tantas respuestas como personas a las que preguntemos. Es, en el fondo, una opinión muy subjetiva, y probablemente, en la amplia gama de contestaciones, encontremos desde los más radicales que reniegan del deporte y hablan de moda deportiva haciendo referencia únicamente a aquellas marcas de prêt à porter que han optando por dar un toque deportivo a sus colecciones, hasta aquellos que considerarán que una simple chaqueta de chándal, combinada con unos tejanos, es moda deportiva. Estas diferencias en la percepción y definición de moda deportiva son precisamente las que están convirtiendo esta tendencia -queda claro que lo es- en algo más que una moda pasajera, al menos entre el target más amplio. Ahora bien, si nos preguntamos lo que le interesa al sector, las cosas cambian sustancialmente. ¿Qué consecuencias puede tener que deporte y moda apenas se diferencien? ¿Puede el deporte permitirse el lujo de que esa frontera sea casi imperceptible? Juntos pero no revueltos Desde el sector podemos mirar con buenos ojos el boom de la moda deportiva, pero haríamos bien en no confundir nunca lo que es moda y lo que es deporte. No podemos dejar de lado, obviamente, que en estos últimos años el sector deportivo se ha acercado descaradamente hacia la moda y que el sportwear ha convertido en tendencia esta moda deportiva. Sin embargo, debemos ser conscientes de que deporte y moda, aunque juntos puedan representar algo, son dos conceptos muy diferentes, por tradición, por cultura y, sobre todo, por experiencia. La moda es un mundo mucho más estructurado, maduro y ágil. Tiene aspectos que obviamente debemos envidiar y, si podemos, intentar copiar (creatividad, diseño, rapidez de reacción, conocimiento del consumidor…) pero también arrastra losas que el deporte no debe perseguir: la moda, al fin y al cabo, es moda. Y eso es peligroso, porque sin una base sólida -y esa base muchas veces se construye con lo atlético- es muy arriesgado apostar a ciegas por un sector tan fluctuante. Admirar o envidiar Por mucho que algunas marcas del sector intenten avivar esa confusión entre moda y deporte (algo que hoy por hoy puede ser rentable), es obvio que si cogemos y analizamos los dos conceptos por separado, las marcas del sector que pueden presumir de haber conseguido unir las dos filosofías en sus colecciones son pocas. Estas marcas no están apostando sólo por la moda deportiva, si no que están posicionándose con fuerza en el mundo de la moda. Son marcas de deporte que están haciendo moda. Y en muchos casos, moda exclusiva. No en vano, algunas de ellas -adidas o Puma, por poner un par de ejemplos significativos- están dejando que sean diseñadores del mundo de la moda quienes imaginen sus colecciones y, su objetivo, obviamente, es hacerse fuerte en el canal moda. Es más, algunas de sus colecciones ni siquiera se venden en tiendas de deporte. Esta paradoja, sin embargo, no es algo a lo que deban aspirar las marcas del sector, aunque viendo como se comportan algunas, es obvio que el canal moda es percibido como la panacea a todos los males. Y ese es un gran problema, porque es precisamente uno de los aspectos que tienen la culpa de que moda y deporte no se vean separadamente. Tú puedes permitirse el lujo de renunciar a las tiendas de deporte si, y sólo si, ya estás presente con líneas más atléticas -eso te da un base "por si acaso" y no te aleja del sector a los ojos del consumidor- y, sobre todo, si intentas entrar en el canal moda con las armas necesarias. No se puede coger una chaqueta de chándal que antes formaba parte de la colección fútbol, ponerle un logo en el pecho, colgarle la etiqueta de la línea sportwear y esperar que las boutiques de moda llamen a la puerta. Puede que sirva para abrirse hueco en las tiendas de deporte que están apostando por la moda deportiva, pero pretender que ello sea una llave de entrada en el mundo de la moda es una ofensa a la moda y a las marcas del El sector debe comprender que existe una importante diferencia entre ser y estar: no es lo mismo estar de moda que ser moda. Y hoy por hoy, el deporte sólo esta de moda. [moda & deporte] Moda deportiva ¿tangible o abstracta? En estos últimos años el sector ha dado un giro espectacular hacia el sportwear. Marcas y comercios se han volcado en lo que muchos se empeñan en llamar moda deportiva ts42 La colección adidas by Stella McCartney es un ejemplo significativo de lo que podría ser la moda deportiva

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