opinión Futuro tecnológico En estos últimos años las preferencias de los consumidores han cambiado sustancialmente. El calzado y el textil, deportivo y no deportivo, han pasado a un segundo plano mientras que la tecnología se ha erigido como el gran segmento en el que los consumidores concentran sus gastos. La revolución tecnológica, que tuvo un punto de inflexión -más psicológico que real- en el cambio de siglo, siempre estará asociada a un futuro que nunca dejará de serlo, y el presente deberá vivir con las innovaciones que precederán ese escenario hipotético que siempre acaba llegando pero que, cuando lo hace, ha dejado de tener atractivo porque se ha convertido en presente. La tecnología es, en cierta medida, un engaño. El pasado desaparece con la misma rapidez con la que evoluciona el mundo; el presente apenas dura y se convierte en pasado sin que nos demos cuenta; y el futuro, simplemente, no existe, porque siempre está por venir. La fiebre tecnológica ha conseguido que el consumidor sea capaz de justificarse a si mismo (eso es lo más importante), no sólo la adquisición de varios tipos de productos, sino, sobre todo, su rápida renovación. La aparición de cualquier novedad convierte lo que tenemos en un trasto obsoleto. Y quienes se lo creen, quienes se dejan llevar por este engaño tecnológico, acaban por concentrar, sistemáticamente, la mayoría de sus gastos en este segmento. Para muchos, adaptarse el futuro es una prioridad. Aunque solo sea para aparentar. Pero la tecnología no es una moda. Y ese es el verdadero problema. La innovación es algo inherente al hombre y la tecnología, a mayor o menor velocidad, siempre irá evolucionando. Y hemos llegado a un punto en que difícilmente los gastos de los consumidores volverán a ser como los de antes. Y en este panorama, trágico pero lógico en un mundo cada vez más mecanizado e inmóvil, el deporte no tendrá más peso que el que pueda tener cualquier moda. Deberemos acostumbrarnos a caminar en un mundo lleno de altibajos, con épocas malas y épocas menos malas. Dependeremos del capricho de la gente. En algunos momentos un segmento sobresaldrá, pero sólo será una moda. Puede que con suerte sea duradera, como lo está siendo ahora la moda deportiva, pero siempre seremos una de las muchas alternativas en las que dirigir los gastos secundarios. Hace años competíamos entre nosotros. Ahora debemos competir con televisores de plasma, videoconsolas, mp3 y telefonía móvil. Y no tenemos nada que hacer. Sólo cabe esperar que los consumidores hayan satisfecho sus egos comprando lo último en tecnología y se acuerden de que, a parte de ver la tele, jugar o hablar por teléfono, también es importante hacer deporte. Pero ni siquiera eso es alentador, porque si eso pasa, si la gente acaba dando al deporte la importancia que tiene, todos sabemos dónde irán a comprar. El panorama es complejo y no invita al optimismo. El futuro target de las tiendas de deporte se centrará cada vez más en el deportista activo, y ese grupo, salvo que cambien mucho las cosas, es cada vez más reducido. De todas maneras, hay que mirar la parte positiva. Dentro de poco podremos pagar con el móvil en las máquinas de refrescos... RAUL BERNAT Redactor (raul@gescode.es) marcas La cuadratura del driver La cuestión es sorprender, y cuanto más… mejor. Ser el primero en dar la campanada vende más que sacar unos meses más tarde un producto similar con un rendimiento superior. Ha pasado en la última feria Golf Europe de Munich. Callaway ha descubierto su última locura: un driver casi… ¡cuadrado! La típica forma de pera o de trasero curvado de la cabeza llevada al extremo. El FT-i, que es así como se llama, tendrá sus simpatizantes y sus detractores, funcionará mejor o peor, marcará tendencia o será una moda pasajera, pero lo cierto es que está dando más que hablar que cualquier otra de las novedades presentadas por sus competidores en Munich. En el stand de Callaway el director general de la subsidiaria europea, Neil Howie, me enseña pletórico de satisfacción el FT-i a toda página en la portada (más un reportaje exclusivo sobre el driver cuadrado) publicado en primicia mundial por Today's Golfer, la revista especializada más vendida del Reino Unido (con más de 100.000 ejemplares al mes), que es el mayor mercado de golf en el Viejo Continente. Sin duda, se está labrando una meticulosa campaña de siembra de expectativas de consumo, hasta que el revolucionario producto salga a la venta en marzo de 2007. Poco después el director de marketing de TaylorMade en Europa, Ryan Lauder, me confiesa su intención de seguir con su actual estrategia en 2007: continuar dominando en los circuitos profesionales. ¿Por qué?, pues "porque los palos con los que se gana el domingo, son los que se venden el lunes". Una manera muy original de sintetizar el procedimiento de las marcas líderes, que aprovechan al máximo todo el potencial de sus jugadores (Nike Golf es un maestro de ello con Tiger Woods, lo mismo que adidas Golf con Sergio García) para aumentar sus facturaciones, a pesar del riesgo de acabar la temporada cayendo en la espiral de la guerra de precios. Así es la punta del iceberg en el campo del golf, aunque, por debajo, el hilo conductor sea perfeccionar la segmentación de productos; es decir, mejorar más la oferta de palos y bolas ajustados a las necesidades del jugador, para ganar o al menos mantener cuota de mercado. En Golf Europe 2006 se ha vuelto a poner de manifiesto que en la industria del golf, más que en otros deportes, el poder de la innovación es fundamental. Un motor que se mueve buscando incluso la cuadratura del driver para que el mundo del golf… no se detenga. Miguel Ángel Buil Periodista de Solo Golf, especialista en material
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