Cada vez más proliferan los casos de copias fraudulentas de todo tipo de productos. El sector deportivo no está exento de esta mala práctica y este año lo hemos podido constatar las marcas de outdoor en general, y en particular GORE TEX®. Y digo constatar por no decir que este año lo hemos podido sufrir más que otros años. Pero no sólo nosotros, lo sufren nuestros clientes que acompañan a nuestra marca (como bien saben, GORE-TEX® es un componente, no es un producto acabado); lo sufren las tiendas que ven como en el garaje de al lado alguien se dedica a engañar a consumidores con chaquetas a un precio irrisorio que por supuesto son totalmente falsas, y ven como las ventas se ven mermadas; y lo sufre el usuario que ha comprado esa chaqueta si un día se va a la montaña a pasar un buen día, aunque llueva, y resulta que se cala hasta los huesos. Por supuesto, esa prenda falsa no le protege de la lluvia en absoluto, y se frustra irremediablemente porque no cumple con sus expectativas. Las marcas acabamos desprestigiadas y se menoscaba nuestra credibilidad, y las tiendas compiten en ventas con "piratas", deben justificar el porqué de los precios y los consumidores, mayoritariamente de forma involuntaria, son estafados y se sienten frustrados e impotentes. Sabemos que, habitualmente, quien las traen suelen ser particulares que han viajado a la India, Nepal o China y que pretenden vender unas cuantas a amigos, familia o conocidos. También hay alguna página web que ofrece estos productos a bajos precios. Pero esto no beneficia a nadie, como ya dije anteriormente. Desde GORE-TEX® perseguimos siempre todas las ocasiones en que tenemos conocimiento de que han llegado falsificaciones utilizando nuestro nombre. Cada año van en aumento las actuaciones realizadas. Cuando llega a la aduana alguna partida importada susceptible de ser ilegal, se retiene y la policía de aduanas nos avisa. Este producto se inmoviliza hasta que un técnico de Gore y la Guardia Civil verifican que se trata de producto falsificado. Si es así (hasta ahora todas lo han sido), este producto incautado se destruye. Por otro lado nuestros servicios jurídicos actúan según la legislación vigente que establece una serie de denuncias y posteriormente multas para los infractores. Cabe pensar que esto no es suficiente, puesto que muchas partidas escapan a nuestro control. Creo que todos debemos ser responsables en la medida de nuestras posibilidades. Podemos exigir a las marcas de nuestro sector que se comprometan y actúen en contra de la piratería. Podemos tratar de educar a nuestro entorno para que no se dejen engañar. Y debemos cambiar nuestra actitud y dejar de mostrarnos condescendientes y permisivos ante lo que sabemos es un delito. Considero nuestro deber apostar por la alta calidad de nuestros productos y ofrecer cada vez más y mejores productos que colmen las necesidades y expectativas del consumidor. Desde los fabricantes de materia prima pasando por las marcas y todo el canal de distribución tenemos que proteger nuestros intereses comunes. opinión Saltar la muralla Desde el pasado 1 de enero de 2004 la industria textil está revolucionada. La entrada indiscriminada de ropa y calzado de China en la mayoría de países europeos ha conllevado el cierre de muchas fábricas, perdidas de empleo, y problemas gubernamentales que ni se han solucionado ni se van a solucionar a corto plazo. Sin embargo, y a pesar de las muchas desventajas que pueda acarrear, este cambio en el comercio mundial (que no deja de ser una continuación lógica del creciente traslado de fábricas de empresas occidentales a países asiáticos), no debe verse sólo como un contratiempo; también puede interpretarse como una oportunidad. Para analizar la crisis de fabricación que hay hoy en día en Europa tenemos que afrontar el tema desde un punto de vista más integral y con una palabra, para muchos maldita, en mente: globalización Así, desde esta perspectiva, lo primero que debemos comprender es que la progresiva disminución de la producción en nuestro país no es algo que deba preocuparnos en términos sectoriales. Es cierto que muchas empresas, sobre todo las pequeñas, no podrán competir con los precios de muchos fabricantes asiáticos, pero en un sector como el nuestro, donde siempre han primado la marca y la calidad, la indiscriminada entrada de producto chino no debe ser un problema. Al contrario: ahora muchas empresas del sector pueden comprar materiales a mejor precio o encargar producción a estos países -que también pueden fabricar productos de calidad-. Aunque hace apenas cuatro o cinco años, cuando comenzó todo el traslado de producción a China y otros países asiáticos, muchos interpretaron este cambio como una estrategia para reducir costes -y en su momento lo fuehoy en día, y con los gigantes asiáticos en plena expansión, el coste de la mano de obra no es el factor más importante a la hora de decidir el cierre de una fabrica en países occidentales y su posterior traslado a China: con el panorama actual, y teniendo en cuenta que estos países productores representan un mercado potencial único -no olvidemos que en China viven más de 1.000 millones de personas- muchas empresas se trasladan allí por las oportunidades que ofrece un mercado en constante crecimiento. Creo que muchas empresas nacionales, del sector o no, deberían barajar la opción de fabricar en China -u otros países como India-, y no solo para reducir los costes, algo que no siempre es necesario en un sector donde el precio no siempre es lo más importante, si no sobre todo, para poder abrirse un hueco en esos mercados, ávidos de marcas occidentales. El sector deportivo en nuestro país está bastante maduro y el potencial de muchas marcas es muy limitado si no apuestan por la internacionalización. Y China, sin duda, es una buena opción. RAUL BERNAT Redactor (raul@gescode.es) firma invitada ¿Plagios? No, gracias ANNA RUIZ Responsable de Trade Marketing Fabrics Iberia de W.L.Gore y Asociados
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