TradeSport 133 - Mayo 2006

ts32 Redacción, Barcelona tiempo estimado de lectura >>> 11 min. Apesar de que la natación ha sido, durante muchos años, la actividad deportiva más practicada por los españoles, para el sector siempre se ha tratado de un sector muy complejo, con una fuerte competencia de los canales alternativos en las prendas no atléticas -la gran mayoría- y con muchas asignaturas pendientes, sobre todo respecto al porcentaje que representa la mujer en el cómputo global de las ventas. La realidad es que cuando la mayoría de gente piensa en bañadores, los que los relacionan directamente con el deporte son muy pocos, porque en un país de sol y playa como España, el bañador es una prenda para ir a la playa y no para nadar. Y de momento, ir a la playa tiene poco de deporte. Así no es extraño que, teniendo en cuenta la espectacular cifra de bañadores que se venden en España cada año -y que sólo en los comercios deportivos ha ascendido a más de 2,5 millones de unidades en 2005- la gran mayoría de estas ventas sean de baño moda y, además, se lleven a cabo, por precio y diseño, en otros canales. Esta diferencia, sin embargo, se está acortando muy paulatinamente desde que los comercios deportivos han entendido que limitar su oferta a las prendas atléticas no les beneficiaba en absoluto y desde que muchas marcas del sector, especialmente las surferas, han apostado fuerte por combinar diseño -estética gliss- y funcionalidad, aunque eso haya conllevado un incremento del precio medio de sus bañadores. Así, no es extraño que en los comercios deportivos haya cada vez más marcas de moda deportiva -con sus líneas beachwear- y que la oferta habitual de bañadores se esté cambiando por bermudas, bikinis y otros tipos de bañador más habituales en el canal de la moda. Baño competición-baño moda: dos mundos muy diferentes Es obvio que los bañadores para competición y los que estrictamente se usan para ir a la playa tienen cualidades casi opuestas. En los primeros prima la funcionalidad. Son bañadores que tienen que tener unas cualidades determinadas -ligereza, comodidad, ajuste, resistencia al cloro, … y por tratarse de una prenda técnica, y a pesar de que no es un segmento que mueva muchos millones, el desarrollo tecnológico emerge como clave competitiva. Así, no es extraño que, sobre todo en las marcas especializadas, los departamentos de I+D sean la pieza más importante de muchas empresas. El problema es que las mejoras tecnológicas vienen acompañadas de un incremento del precio medio y no todo el mundo está dispuesto a gastarse ese dinero para nadar, sobre todo si no se tiene un nivel lo suficientemente alto que para beneficiarse de estas prestaciones. Se trata pues de prendas que suelen utilizar casi exclusivamente los federados, quienes practican este deporte con regularidad (casi siempre en piscina) y algunos practicantes ocasionales. El resto, los que nadan regularmente o de vez en cuando, no acostumbran a apostar por estas prendas para ir a nadar, bien por su precio o bien por estética. Así, si nos limitamos a los federados, y tomando como referencia los datos facilitados por la Real Federación Española de Natación (que aglutina a la natación, el waterpolo, los saltos, la natación sincronizada y la de larga distancia), 2005 se cerró con un total de 48.255 licencias (27.598 masculinas y 20.657 femeninas) lo que representa un incremento del 20 % en los dos últimos años y confirma la tendencia alcista de una disciplina en la que, como muchos otros deportes, las licencias no son representativas del porcentaje de practicantes (que algunos estudios sitúan por encima del 40%). Respecto al baño moda, que representa la casi totalidad de las ventas de bañadores (en comercios deportivos y no deportivos) es obvio que se trata de un tipo de prendas en las que la funcionalidad no es, ni mucho menos, una prioridad y como mucho, a nivel técnico, se recurre a la Lycra por sus propiedades elásticas y la comodidad que otorga a las prendas -sobre todo en bañadores femeninos, mucho más ajustados que los de hombre-. Aparcada la funcionalidad, los bañadores de moda buscan principalmente atraer al consumidor a través del diseño, de la estética, y en la mayoría de casos, a través del precio -aunque es cierto que en los últimos años algunas marcas como TCN se han hecho un hueco en el segmento gracias a su exclusividad y a su imagen, y a pesar de su precio-. Con este panorama, no es extraño que en los últimos años la gran mayoría de bañadores que se han vendido (alrededor de un 95%) ni tienen un uso atlético ni están relacionados, por marca, por diseño y por lugar de venta, con el deporte. Por suerte, las cosas han cambiado ligeramente gracias a la fuerza que han tomado las marcas gliss como Billabong, Quiksilver, Roxy o Rip Curl dentro del beachA pesar de los baches, los últimos años han sido muy positivos para el segmento: entre 1997 y 2005 se han duplicado las ventas en la categoría de hombre y en mujer el crecimiento se acerca al 45% [baño] El gliss ayuda a plantar cara a los canales alternativos A pesar de que la venta de bañadores en los comercios deportivos sólo representa el 10% del total, el segmento sigue creciendo año tras año gracias a la apuesta que muchas marcas han hecho por la moda deportiva Evolución de las ventas de bañadores

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