TradeSport 128 - Diciembre 2005

editorial DIRECTOR Jaume Ferrer (jferrer@gescode.es) Hace pocos días se presentaron las primeras conclusiones de la Encuesta sobre hábitos deportivos de los españoles, realizada por el CIS y con el patrocinio del CSD. La primera gran conclusión que se desprende de su análisis es que sólo el 37% de la población entre 15 y 74 años desarrolla alguna actividad deportiva. Este porcentaje es el mismo que se extrajo en el último estudio, realizado hace cinco años, y una de las pocas cosas positivas que se pueden decir tras su análisis es que, teniendo en cuenta el crecimiento de la población (sobre todo inmigrante), el incremento de practicantes en ese periodo de tiempo ronda el millón de personas. En otro estudio, realizado a mediados de 2005 y que tenía como objeto de análisis la práctica deportiva entre los jóvenes de entre 6 y 15 años, el índice de practicantes no alcanzaba ni el 20%, lo que significa, a grandes rasgos, que cuatro de cada cinco niños no hacen absolutamente nada de ejercicio. Si a estos datos le añadimos que España es el tercer país con mayor índice de obesidad infantil del mundo, es obvio que el gobierno debería tomar medidas para cambiar las cosas. Estas cifras, que tanto afectan al sector deportivo -especialmente a su vertiente más atlética- no invitan, ni mucho menos, al optimismo. La cultura deportiva en España es escasa, casi irrisoria comparada con otros países vecinos: estamos más de 10 puntos por debajo de la media europea, y a años luz de países como Suecia , donde los porcentajes de practicantes alcanzan el 90%. Pero aparte de esta preocupante realidad, la encuesta del CSD revela otros datos alarmantes, especialmente el hecho de que alrededor del 40% de la población manifiesta no tener interés por el deporte, lo que confirma que en nuestro país no existe cultura deportiva ni hay perspectivas de que las cosas cambien a corto plazo. Si segmentamos la evolución por tramos de edad, el estudio también constata un dato preocupante y muy significativo: dónde avanza la práctica deportiva es entre la población con edades comprendidas entre 25 y 44 años, así como entre las de más de 65 años, que crecen 6 y 5 puntos porcentuales respectivamente. Eso quiere decir que donde menos adeptos se han ganado es entre los más jóvenes, el principal target de nuestro sector. Puesto que probablemente estas cifras no servirán para que el gobierno reacciones y empiece a tomar medidas en el asunto, es importante que el sector lleve a cabo iniciativas para fomentar el deporte y para potenciar una cultura del deporte (algo que debe comenzar en las escuelas y que la polémica LOE apenas tiene en cuenta); tenemos que asumir nuestra responsabilidad - entre otras cosas porque el estado actual tampoco invita al optimismo-, y hay que empezar a unir esfuerzos en la promoción del deporte, buscar estrategias conjuntas para motivar a la gente y sobre todo, presionar, con todos los medios (empresariales, mediáticos…) a un gobierno que se empeña en ocultar los vergonzosos índices de práctica deportiva y que no hace nada para solucionar el problema. Si desde el sector no intentamos cambiar las cosas y dejamos que la obesidad siga creciendo y el deporte esté cada vez menos presente en nuestra sociedad, seremos tan culpables como aquellos a los que ahora señalamos. Leyendo un interesante artículo sobre las tendencias en Internet, descritas por John Battelle -gurú de esta materia- en su nuevo libro The Search (la búsqueda) (Penguin, 2005), empecé a reflexionar sobre el cauce que van a tomar las relaciones entre las marcas y los consumidores en esta nueva "Economía del Buscador". Se trata de empezar a comprender que el marketing, y más concretamente la publicidad, ya no volverán a ser como eran. Para muchas empresas, estar fuera de los buscadores de Google, Microsoft Msn o Yahoo, puede representar perder muchos impactos publicitarios. Los buscadores cobran al anunciante cada vez que un internauta clica sobre un anuncio, de esta forma la efectividad publicitaria es directa y no perdemos esa mitad mítica de la inversión publicitaria, que los entendidos consideran irremediablemente estéril. Hasta hace tan sólo tres años, el buscador Google estaba considerado como una idea genial, pero de dudosa rentabilidad. Actualmente, y gracias a sus ingresos publicitarios, tiene la misma capitalización bursátil que Coca Cola. Cada vez son más las marcas y los comercios que disponen de página Web, pero lo cierto es que la inversión divulgativa que se está efectuando en los buscadores es anecdótica. Creen en el medio, Internet, pero hay que ir más allá. El artículo al que hago referencia ilustraba con un claro ejemplo el potencial de este sistema publicitario: un negocio al por menor de venta de zapatos extra grandes que hace tres años despegó porque aparecía en el primer puesto de los resultados de la búsqueda "pies grandes"; al cambiar Google sus algoritmos de jerarquización en las búsquedas, las ventas de este zapatero se hundieron en cuestión de semanas. Este es el poder de la nueva economía del buscador. Ahora, al relacionarse a la búsqueda, la publicidad puede crearse a la medida del que está buscando. Un proceso sencillo sería asegurar nuestra presencia en los primeros puestos de los principales buscadores, para fomentar de esta forma la visita a nuestra página Web, desde la cual los interesados podrán informarse sobre nuestros productos. Seamos creativos en el planteamiento, y diversifiquemos nuestras inversiones publicitarias para aprovecharnos de todas las ventajas que un buscador puede ofrecernos. La Economía del Buscador Cuestión de Estado opinión Andrés de la Dehesa Licenciado en Sentido Común Aplicado (adehesa@sportmas.com)

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