Redacción, Barcelona tiempo estimado de lectura >>> 7 min. El ritmo de vida actual ha comportado un auge espectacular de los deportes individuales, especialmente de aquéllos relacionados con la naturaleza y de los que se practican en gimnasios. Muchas de estas nuevas modalidades están logrando arañar cuota de practicantes a los deportes de equipo, que tradicionalmente han sido los más practicados, tanto a nivel escolar como universitario y de aficionado. Pero a pesar de que desde hace algún tiempo venimos observando cómo los deportes individuales ganan terreno de forma espectacular a los deportes de equipo, sobre todo en practicantes, el fútbol sigue siendo en la mayoría de países europeos, el deporte más practicado -y el más seguido-. Y aunque con los años se ha convertido en un fenómeno de masas y en un negocio sobredimensionado, donde se mueven cantidades de dinero hace algunos años inimaginables, el fútbol sigue siendo el deporte Rey, uno de los principales segmentos del sector deportivo, y el eje de negocio de las grandes multinacionales del sector. A nivel de material, y aunque la situación actual podría ser muy beneficiosa, las cosas no son tan positivas, porque la relación de aficionados y practicantes está muy desfasada. Y lo está, principalmente, porque no existen políticas para fomentar la práctica, porque las instalaciones son escasas y porque para la mayoría de la gente que se mueve alrededor del mundo del fútbol, éste se ha convertido más en un negocio que en un deporte. Y para darse cuenta de ello basta con analizar todo lo que está generando la celebración del mundial que tendrá lugar en Alemania el próximo verano. Las marcas, de deporte y de otros segmentos con mucha fuerza en el mundo del fútbol -electrónica, automoción, telefonía…- están invirtiendo cifras astronómicas para aprovecharse de la repercusión que tiene a nivel mundial este deporte y, especialmente, este acontecimiento. Y aunque para las marcas es una cita perfecta para que puedan presentaran sus últimos modelos al mundo entero, la expectación que pueda despertar el campeonato en el consumidor final está más relacionada con el espectáculo que con la práctica o las ventas de artículos. En definitiva, pese a la repercusión cada vez más grande que tiene el fútbol, la cifra de practicantes aumenta años tras años de forma muy paulatina, con lo que la repercusión en ventas de material para la práctica no es especialmente importante, aunque mantiene una estabilidad tranquilizadora. Licencias Según datos facilitados por la Real Federación Española de Fútbol, 2004 se cerró con un total de 678.788 licencias (un 15% pertenecen al fútbol sala), lo que supone un aumento de apenas el 1,07% respecto a 2003 (una cifra muy inferior a la conseguida entonces, cuando las licencias aumentaron más de un 8%). Aún así, este leve crecimiento confirma el paulatino crecimiento de licencias de los últimos diez, que se ha visto interrumpido únicamente en 1998 y 2001 (y que ha representado un crecimiento de alrededor del 30% en esta última década). Por comunidades Andalucía, Cataluña, Valencia y Madrid -por este orden- siguen siendo los principales focos de practicantes -y de ventasaunque poco a poco, y con los éxitos de los equipos profesionales de la zona, comunidades como Aragón, Canarias, Galicia o el País Vasco, están aumentando considerablemente su peso en el panorama estatal. Con estas cifras y si las comparamos a las licencias de otros deportes de equipo, como el baloncesto o el balonmano (ambos muy por debajo, como veremos de las cifras del deporte Rey) es evidente que el fútbol aún mantiene -y mantendrá- una situación muy privilegiada. Aún así, y como ya hemos señalado en anteriores ocasiones, las licencias federativas no son siempre un indicativo de la cifra de practicantes, ya que hay muchos deportes -como el esquí, los deportes outdoor o los de gimnasio- que cuentan con muchos practicantes y poquísimos federados. Con el importante crecimiento que han experimentado las ligas de aficionados el fútbol 7 y el fútbol Sala, incluso el fútbol ha dejado de ser un deporte en el que es fácil hacer una aproximación de practicantes. Aun así, la relación entre federados y aficionados es bastante significativa y no tiene diferencias tan abismales como puedan tener el golf, el runnig o la natación, deportes en los que la cifra de practicantes puede multiplicar por 10, por 20 o por 50 el número de licencias. Además, tratándose de un deporte que, salvo en su carácter más escolar o callejero -bastante escaso-, requiere reunir a un equipo de entre 15 y 22 jugadores y disponer de unas instalaciones (y una equitación) adecuadas, la relación directa entre federados y practicantes nos da una idea bastante exacta de los practicantes y de las cifras que puede mover este deporte en la venta de material. Esta circunstancia, sin embargo, cambia considerablemente si hablamos de fútbol sala y, sobre todo, de fútbol 7, dos modalidades en las que el número de instalaciones es muy superior (y sigue creciendo). Esta diferencia, lejos de ser anecdótica, ha sido causa (o consecuencia) de uno de los fenómenos más importantes que se ha dado en los últimos años en este segmento: el auge de liguillas de aficionados. Pese a la repercusión cada vez más grande que tiene el fútbol, la cifra de practicantes aumenta año tras año de forma muy paulatina, con lo que la repercusión en ventas de material para la práctica no es especialmente importante [deportes de equipo] La práctica de aficionado, clave para el segmento del futbol Otros deportes de equipo, como el baloncesto o el balonmano, siguen estancados por las escasa accesibilidad que tienen para el practicante ocasional ts22
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