tiempo estimado de lectura por pág. > > > 4 min. ts4 Buenos resultados para OutDoor A pesar del clima enrarecido que vive el mercado deportivo en muchos países europeos, la feria OutDoor 2005 se cerró con un balance muy positivo: en cuatro días, un total de 15.137 visitantes (un 7% más que en 2004), provenientes de 78 países (68 el año anterior) visitaron la feria y pudieron conocer las novedades de los 650 expositores directos (un 13% más que hace un año), el 70% de los cuales eran extranjeros. Ante estas cifras, Rolf Mohne, director de la feria de exposiciones de Friedrichshafen, señaló que ""Estamos muy contentos de haber podido seguir ampliando OutDoor como plataforma internacional de presentación y comunicación", y no descartó ampliar la superficie del salón para tener una plataforma aún mayor para presentar las novedades de la industria". Rolf G. Schmid, presidente del EOG, el grupo europeo del outdoor que engloba a las principales marcas, también mostró su satisfacción por los resultados del salón, al que calificó de "exitoso". La encuesta llevada a cabo por el instituto independiente de sondeo entre los visitantes profesionales realza el éxito de OutDoor: para un 92% de los visitantes profesionales encuestados, la visita de la feria monográfica ha valido la pena en todos los sentidos. Preguntados por la impresión general obtenida, un 88% de los encuestados repartieron notas entre notable y sobresaliente, y un 93 por ciento de los encuestados visitarán la próxima edición de OutDoor. La oferta de esta feria especializada incluía, además, un programa marco de animación con una fiesta OutDoor, pistas para Nordic Walking, pared de escalada, ciudad de tiendas de campaña de todos los tipos y marcas, el desfile de modas outdoor, así como ponencias técnicas sobre temas de actualidad. La próxima edición de OutDoor ha sido pospuesta tres días y tendrá lugar del 23 al 26 de julio. En 2007 la feria se celebrará del 19 al 22 de julio y en 2008, del 17 al 20 de este mismo mes. [noticias] La Bread & Butter supera las expectativas y confirma su estatus de feria del momento El pasado 10 de julio se clausuró, con un éxito rotundo, la primera edición de la Bread & Butter Barcelona, la exitosa feria de moda urbana que celebraba su estreno fuera de Berlín. Tras tres días de intensa actividad, y con alrededor de 45.000 visitantes (una cifra considerablemente superior a la que se consigue en Berlín), una de las ferias más esperadas del año, y la que sin duda había generado más expectativas dentro del sector, confirmó, e incluso superó, todos los pronósticos: Karl-Heinz Müller, uno de los máximos responsables del salón, señaló que "los organizadores hemos cumplido todos nuestros objetivos. Es más, nuestras expectativas se han visto superadas con creces y nuestro pronóstico de abarcar los países del sur de Europa desde Barcelona se ha confirmado". Sobre la procedencia del visitante, Müller afirmó que "los españoles tuvieron una presencia muy destacada en Barcelona (32%). Pero las cifras demuestran que BBBarcelona es mucho más que una feria nacional; su carácter internacional ha quedado demostrado una vez más. También ha aumentado el número de visitantes italianos (21%), que siempre cuentan con una representación extraordinaria en Berlín y, además, estamos muy satisfechos con la gran cantidad de visitantes franceses (7%). Sorprende también el elevado número de visitantes alemanes (11%), sobre todo teniendo en cuenta que dos semanas después tuvo lugar la edición berlinesa (que tuvo un ligero descenso de visitantes, pasando de los 34.000 de 2004 a los 26.000 de esta última edición). Exclusividad y marketing Una de las grandes bazas de este salón, más allá de la cifra de visitantes alcanzada y del éxito que ha tenido en todos los niveles -y que le garantiza una buena asistencia en las próximas ediciones que se llevarán a cabo en Barcelona (la primera, en enero)- es su carácter exclusivo, que lejos de suponer un handicap, ha sido uno de sus principales reclamos, tanto para expositores, como para visitantes. Una exclusividad que hacía necesario que cualquiera que quisiera entrar en el salón tuviera una invitación de alguna marca (que no eximía de pagar la entrada) o que, en algunos casos, se traducía en la imposibilidad de acceder a un stand si no se era cliente de esa marca. Las largas colas de entrada, molestas para algunos, les han servido a los organizadores para "construir" una impresionante base de datos, no en vano, cualquiera que quisiera entrar en el salón debía facilitar una serie de datos personales, como el cargo, el mail o el teléfono. Unos datos que además, quedaban registrados en un código de barras impreso en la acreditación y que era imprescindible presentar tanto en la entrada como en los accesos a algunos stands, de manera que la organización no sólo tenía constancia de quién y cuándo entraba, sino que los expositores podían saber quiénes se habían interesado por su marca, lo que les servirá para focalizar sus políticas de comunicación o marketing. Este exhaustivo control, sirvió, además, para tener una cifra real de los visitantes, y en este sentido es de agradecer la transparencia de los organizadores, que tras cada jornada -y con relativa rapidez- facilitaban cifras oficiales (y objetivas) de visitantes, algo a lo que no estamos acostumbrados a ver. Otro de los aspectos que diferencian este salón de otros es el diseño de los stands. Aunque las marcas más poderosas económicamente podían disponer de más espacio (aunque no había stands exagerados como en otras ferias y la mayoría eran bastante similares en superficie) todos tenían un punto en común -probablemente impuesto por la dirección-: la altura de los muros. Este aspecto, lejos de ser puramente anecdótico, permitía a todo el mundo tener una cierta idea del producto, ponía a todas las marcas a una misma altura e impedía que, como en otras ferias, se crearan ambientes particulares ajenos al salón: eran marcas selectas, pero exponían en igualdad de condiciones. Un ejemplo a seguir Teniendo en cuenta la oferta, el precio de la entrada, el precio del espacio de exposición y la cifra de visitantes y expositores, es probable que estemos ante una de las ferias más rentables del momento y ante el ejemplo más evidente de que una feria puede ser muy viable si se adapta a la demanda. Además, este salón ha servido, por un lado, para confirmar la gran diferencia que aún hay entre el deporte y la moda -urbana o no- a nivel ferial, de diseño, de poder de convocatoria, de atractivo…, y por el otro, ha sido una muestra más de hacia donde puede dirigirse el deporte en los próximos años. Probablemente lo visto en la Bread & Butter no sea la panacea del sector, pero es una oportunidad que se debería tener en cuenta, sobre todo entre quienes están dando un giro a su negocio y están apostando por el sportwear.
RkJQdWJsaXNoZXIy Njg1MjYx