TradeSport 124 - Julio-Agosto 2005

ts21 bastante complicado. Sin embargo, es cierto que la mayoría de consumidores compra este tipo de artículos por dos razones: en primer lugar porque se trata de una tendencia, de una forma de vestir que en estos últimos años se ha impuesto con fuerza incluso en algunos círculos "formales", y en segundo lugar por las ventajas que ofrece - comodidad, diseño, look…-. Dentro de este grupo también puede diferenciarse varios subgrupos de consumidores en función de la edad y de su poder adquisitivo. A pesar de que de forma global se hable de moda deportiva, quienes empezaron a sacar crédito de esta nueva tendencia no fueron ni las marcas de deporte ni las tiendas del canal. Las grandes cadenas de moda juvenil (Inditex, principalmente) vieron antes que nadie la fuerza de la moda deportiva y empezaron a explotarla. Este adelanto por parte de la moda juvenil tiene una cierta lógica, ya que la moda deportiva vino impuesta desde ese mundo (el de la moda), pero eso no quita que insistamos en que las marcas de deporte se durmieron en los laureles y tardaron en reaccionar. Sus colecciones ni eran atractivas ni estaban en el lugar adecuado. Así, antes de que las marcas deportivas espabilaran, el gran grueso de consumidores acudía a estas cadenas de moda, que con precios asequibles y colecciones que se renuevan constantemente, lograron convertirse en los grandes proveedores de la moda deportiva. Afortunadamente, algunas marcas del sector, como Puma, Pony, Le Coq o más adelante adidas, redefinieron sus estrategias y conscientes de que en nuestro sector la marca aún es muy importante, se convirtieron rápidamente en iconos de la moda deportiva (al fin y al cabo, la moda se había inspirado en ellas) Otro de los segmentos vinculados al sportwear que más ha evolucionado en estos últimos años, logrando conformar un grueso importante de consumidores -con un target muy definido y muy perseguido por las marcas- es el del gliss, con marcas como Billabong, Quiksilver, Rip Curl o O'Neill a la cabeza. Son marcas que, además, y a pesar de su éxito, siguen siendo fieles al canal, aunque cada vez tengan mayor presencia en tiendas de deporte multimarca que han cambiado su formato para adaptarse a la realidad actual. Con este cambio de la oferta, que ya no se limitaba a las cadenas de moda, también hubo una división del consumidor tipo, aunque menos radical de lo que cabria esperar: los artículos de las marcas de deporte más deseadas tenían -y tienen- un precio muy superior al de los artículos que puedan encontrarse, por ejemplo, en Zara o Pull & Bear, de manera que se accesibilidad podría resultar más limitada. Sin embargo, con el tiempo se ha confirmado que el atractivo de estas marcas es tal que la gran mayoría de consumidores, sea cual sea su poder adquisitivo, están dispuestos a pagar su precio. A todo esto hay que añadir la irrupción en la moda deportiva, en los últimos 2-3 años, de las grandes marcas de la moda, que no han querido dejar escapar la oportunidad de explotar esta tendencia y que, una vez superados (en parte) los "problemas" que conlleva la venta de deporte en canales alternativos, se han convertido en uno de los principales enemigos para las marcas de deporte, puesto que ofrecen los mismo argumentos que éstas (exclusividad, diseño, marca…). Lo que es evidente es que al consumidor no le importa demasiado donde compra el artículo. Ante la posibilidad de comprar, por ejemplo, unas zapatillas de la última colección sportlife style de Puma, no se planteará si lo hace en una tienda de deporte o de moda (algo que de por si ya es preocupante, porque significa que ya no se asocian determinadas colecciones de marcas de deporte a nuestros comercios) sino que probablemente lo haga o por cercanía -sea cual sea el formato- o por la capacidad de la tienda para atraerlo. Y en eso, las tiendas de deporte tienen las de perder. Los consumidores que buscan un producto más técnico, más vinculado al deporte, siempre conformarán un grupo importante para las tiendas de deporte (a pesar de que las cifras de practicantes y las perspectivas no invitan al optimismo). Sin embargo, teniendo en cuenta que actualmente más del 70% de las ventas que se llevan a cabo en los comercios deportivos están más vinculadas al sportwear que a la práctica, es evidente que centrar cualquier estrategia en los practicantes no es una buena solución, máxime con la competencia que hay actualmente en la distribución. Así pues, la única solución para hacer frente a todos estos cambios y a la presión de la moda es volver a atraer al consumidor a las tiendas de deporte, y que éste no sólo acuda a ellas para comprar artículos para la práctica. Y para ello los detallistas deben adaptar su formato - y su oferta- a las demandas de los consumidores. Al fin y al cabo, ellos mandan. La única solución para hacer frente a los cambios de consumo y a la presión de la moda es volver a atraer al consumidor a las tiendas de deporte y que éste no sólo acuda a ellas para comprar articulos atléticos Los consumidores que buscan un producto más técnico, siempre conformarán un grupo importante para las tiendas de deporte (a pesar de que las cifras de practicantes y las perspectivas no invitan al optimismo) Marcas como Guru se han convertido en nuevos referentes de la moda deportiva Con su apuesta por lo atlético Decathlon se ha convertido en el gran proveedor de material para los practicantes

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