TradeSport 117 - Diciembre 2004

lujo de no cuidar a sus empleados, porque al fin y al cabo, muchos de sus productos si que se venden solos. Pero en nuestro sector, las marcas que pueden venderse solas son muy pocas, y generalmente el consumidor tiene muy en cuenta las recomendaciones del dependiente, sobre todo en los productos más atléticos. Aun así, pocos empresarios tratan de poner remedio y establecer con algunos empleados una relación especial con el fin de estimularles y retenerles, de manera que muchos buenos vendedores, cuando han adquirido conocimiento y cuando pueden ser muy importantes para la tienda, no dudan en cambiar de aires ante una oferta mejor (que algunas veces viene, incluso, de las marcas). Una solución simple: mejores condiciones Las soluciones para remediar esta problemática son simples. En primer lugar es importante revisar la retribución que tienen la mayoría de trabajadores. Muchos comercios pueden permitirse una mejora de contrato de sus empleados, sobre todo de aquellos que llevan años y que tienen un bagaje importante de conservar. Quizás sería importante diferenciar mediante las prácticas de individualización salarial (incrementos en las mensualidades por mérito y retribución variable) a los empleados que sean considerados más capaces, mejor preparados y más rentables para el empresario. Incluso, si se quiere despertar la lealtad de los trabajadores, se podrían implantar -en las grandes cadenas o grupos- las oportunidades de promoción interna y de desarrollo. Otro aspecto importante -y que muchas veces es un freno para los empresarios- es la estabilidad laboral. Lo que más le preocupa a un trabajador -sobre todo cuanto mayor sea- es su perdurabilidad en un puesto de trabajo. Difícilmente alguien se implicará al 100% en su trabajo mientras su contrato no sea indefinido. En definitiva, se debería conseguir que por un lado el empresario mantenga el apego de los trabajadores hacia la empresa, lo cual redundaría en una mayor eficiencia, y por otro, que éstos se sientan satisfechos con las opciones que su medio laboral les ofrece. Marcas y empresarios, determinantes Las marcas y los empresarios necesitan al dependiente: necesitan buenos vendedores, y para serlo se requieren dos cosas básicas: conocer el producto y tener la predisposición necesaria para la venta. Para la primera es fundamental el esfuerzo de las marcas, que deben ser capaces de transmitirle los valores del producto para que éste pueda aplicarlos a las necesidades que tiene el cliente; y para la segunda es importante que el trabajador esté a gusto, y eso, en gran medida, dependerá del empresario y de la consideración que tenga en relación a su trabajo: una actitud apática desacredita tanto al producto como a la empresa, y lo que es peor, genera desconfianza en el cliente (algo peligroso si tenemos en cuenta que algunos estudios han señalado que cada persona comunica su insatisfacción a unas 15 personas de su entorno). En definitiva, aunque el dependiente sea el último eslabón entre fabricante y consumidor, es una pieza fundamental de la distribución y, como tal, debe exigírsele una dedicación máxima. Pero, como dice el refrán, no se le pueden pedir peras al olmo, y si unos y otros, marcas y empresarios, no dan el trato que merecen a los dependientes -y les hacen partícipes de sus éxitos- no es de extrañar que cada vez haya menos buenos vendedores y menos gente dispuesta a trabajar en el comercio deportivo. Aunque el dependiente sea el último eslabón entre fabricante y consumidor, es una pieza fundamental de la distribución porque su recomendación puede ser clave para la venta

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