ts28 [comercio] Cuidar al dependiente: un aspecto fundamental para el comercio Para ser un buen vendedor se requieren dos cosas básicas: conocer el producto y tener la predisposición necesaria para la venta. Lo primero depende de las marcas, lo segundo de los empresarios PorRaul Bernat, Barcelona tiempo estimado de lectura >>> 5 min. Hace algunos días apareció, en un conocido periódico nacional, una noticia que alertaba sobre la falta de dependientes en los comercios españoles, una falta que se acentúa durante las épocas de mayor consumo, como Navidad o los periodos de rebajas. Las tiendas no encuentran personal para atender la alta demanda y los carteles de ofertas llenan día sí y día también los escaparates de muchos comercios españoles. Incluso las tiendas de moda, que tienen una rotación de personal continua (y una larga lista de dependientes deseosos de trabajar en ellas) tienen dificultades. Y eso es muy significativo. Esta situación es bastante preocupante y debería servir de advertencia para revisar los modelos de contratación temporal -el más habitual en estas fechas-. Y el problema de fondo, como casi siempre, es el dinero: el contrato temporal y los horarios son inconvenientes que más de uno está dispuesto a no tener en cuenta, pero la mala retribución es un freno para muchos jóvenes y, sobre todo, para los no tan jóvenes, que necesitan un sueldo para tirar adelante una familia, algo complicado en ciudades como Barcelona o Madrid, donde los sueldos y la calidad de vida están muy desfasados. Como hemos dicho, esta realidad es especialmente alarmante en las grandes cadenas de moda, pero también en nuestro sector. El dependiente de este tipo de comercios generalmente responde a un perfil concreto, en el que prima, sobre todo, la edad. Son comercios que contratan a gente joven, conscientes de que éstos pueden "aceptar" mucho mejor tanto los horarios como el sueldo. La idea de muchos empresarios de que el dependiente joven es mucho más moldeable, que aceptará su trabajo porque quiere (necesita) dinero y que no tiene vínculos familiares que le impidan cumplir un horario atípico y un sueldo generalmente bajo, ha convertido las contrataciones en una subasta a la baja. Por si fuera poco, después de que muchos hayan aceptado trabajar los sábados, la ampliación de los horarios hasta las nueve de la noche y algunos domingos y festivos, hace que cada vez haya menos gente dispuesta a trabajar en el sector comercial. Y esta falta de personal ha provocado que los comercios, que antes buscaban un perfil determinado, con conocimientos, con un cierto don de gentes y, sobre todo, que aceptara las condiciones laborales del trabajo, hayan cambiado, por obligación, sus pretensiones, y que por lo tanto, la calidad de los dependientes no sea, en ocasiones, la adecuada. Como en muchos otros casos, el gran problema del comercio es, sin duda, los salarios bajos, que provocan una constante rotación y, sobre todo, una escasa formación de empleados, algo muy preocupante en sectores como el deportivo, donde la formación del dependiente es fundamental para las ventas. Un puesto poco valorado ¿Se valora realmente al dependiente? La respuesta, por desgracia, es bastante evidente: a nivel empresarial, el cargo de dependiente no está suficientemente valorado. ¿Por qué? Quizás porque más de uno piense que es un trabajo que no necesita mucha preparación a nivel de formación y que, por lo tanto, cualquiera puede hacerlo, o quizás porque algunos iluminados crean que su producto se vende solo y que no necesitan ayuda. Sin embargo, por poco que uno empiece a analizar el papel que puedan jugar los dependientes en la cadena de distribución se dará cuenta de su importancia, sobre todo porque al fin y al cabo, son ellos los que hablan con el consumidor; son ellos los que pueden ser determinantes en la fidelización, y sobre todo, son ellos los que, hablando con el cliente, pueden conocer sus necesidades y sus exigencias, información determinante para que la tienda conozca las tendencias de consumo. Pero sea cual sea el motivo -dinero, horarios, contratos...- es evidente que las empresarios no saben, no quieren o no pueden retener, atraer o captar a sus vendedores, que acaban por abandonar su trabajo o, lo que es peor, por reducir su dedicación o trabajar a disgusto. El detallista parece desconocer cómo mantener una relación de fidelidad y comprensión con sus empleados de manera que se sientan identificados con el éxito o el fracaso de la compañía. La poca consideración que muchas veces se tiene de los dependientes hace que pocos empresarios les impliquen en las decisiones que les afectan y el resultado es que crece la falta de compromiso. Los comercios del sector deportivo parece que no se den cuenta de esta realidad. El dependiente es el último eslabón de la larga cadena que hay desde el fabricante al consumidor, pero no por ese motivo es el menos importante. Al contrario, en muchas decisiones su recomendación puede ser clave para la decisión del cliente, de manera que su papel debe tener la consideración necesaria. Sin embargo, parece que ni las marcas ni los empresarios dan a los dependientes esta consideración. Puede que algunos comercios, sobre todo las cadenas de moda juvenil puedan permitirse el Los empresarios no saben o no quieren retener, atraer o captar a sus vendedores, que acaban por abandonar su trabajo o, lo que es peor, por reducir su dedicación o trabajar a disgusto Las cadenas de moda tienen una gran rotación de personal
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