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ENVASES EN LA ALIMENTACIÓN 53 Además, es necesario poner a punto metodologías que permitan detectar y cuantificar los microplásticos y disponer de un plan de monitoreo que garantice la calidad y seguridad de las aguas regeneradas. En cuanto a otros contaminantes emergentes distintos a los microplásticos, la metodología a implementar en las estaciones de depuración de aguas va a depender de la naturaleza del contaminante que se quiera eliminar o reducir. Además, para muchos de ellos todavía no está claro cómo se comportan en el interior de las EDAR, por lo que es clave monitorizarlos tanto en la línea de aguas como en la de fangos. Por ejemplo, en el caso de los PFAS es habitual encontrar compuestos de cadenas más cortas a la salida de las EDAR debido a la fragmentación de sus precursores durante las operaciones de tratamiento de las aguas. ¿Cuáles son las estrategias más comunes para eliminar, o al menos reducir, la presencia de estas sustancias potencialmente tóxicas en los envases alimentarios? Los materiales plásticos destinados a contacto alimentario deben cumplir con la legislación vigente aplicable, es decir con el Reglamento marco 1935/2044 y el Reglamento 10/2011 de plásticos en contacto con alimentos. De esta forma, los materiales plásticos solo pueden estar formulados con monómeros y aditivos listados en los anexos del Reglamento 10/2011 para los que los estudios de seguridad realizados por la EFSA hasta el momento garantizan la seguridad del consumidor. No obstante, a medida que avanzan los estudios EFSA y surgen nuevas publicaciones científicas, se llevan cabo modificaciones de dichos listados para bien, eliminar sustancias listadas o aplicar nuevas restricciones a las ya listadas. En el impasse entre que se publican resultados dudosos de la seguridad de ciertas sustancias hasta que la EFSA lleva a cabo los estudios oficiales necesarios y se modifica el reglamento, la estrategia ‘Safe by Designed’ propone reemplazar dichas sustancias por otras más seguras durante la fase de diseño de los envases plásticos para contacto alimentario. Además, el Reglamento 10/2011 exige que se lleve a cabo una evaluación de riesgos de las sustancias no añadidas intencionadamente (NIAS) presentes en los envases plásticos destinados a contacto alimentario. Algunas de estas pueden ser contaminantes de las materias primas o del proceso de producción, productos de degradación, contaminantes procedentes del proceso de reciclado, etc. Dicha evaluación requiere de una fase inicial de identificación y cuantificación de dichas sustancias mediante la combinación de diferentes técnicas cromatográficas. No obstante, en algunos casos la falta de información sobre la identidad de las sustancias requiere de otras herramientas como los bioensayos in vitro que permiten descartar la toxicidad de estas NIAS sin necesidad de identificar todas las sustancias detectadas mediante cromatografía. ¿Qué investigaciones está desarrollando Aimplas en este terreno? ¿En qué proyectos, tanto nacionales como internacionales, participa el instituto para avanzar en la resolución de esta problemática? En el campo de los micro y nanoplásticos (MNPLs), Aimplas está trabajando los proyectos Plasticheal y Biomicro cuyo objetivo es la fabricación de patrones de MNPLs para posteriormente llevar cabo los estudios toxicológicos que permitan conocer sus posibles efectos sobre el ser humano. Además, se está trabajando en el proyecto Prevenplast, cuyo objetivo es la monitorización de microplásticos en estaciones de depuración de aguas a fin de desarrollar diferentes estrategias para su prevención y eliminación. También relacionado con la depuración de aguas residuales se está trabajando en el proyecto Valplast, donde se van a valorizar residuos plásticos biodegradables mediante tratamientos de codigestión anaerobia con los lodos además del monitoreo de microplásticos. En cuanto a la monitorización de contaminantes emergentes como los PFAS, ftalatos y antibióticos en aguas residuales, Aimplas está trabajando en el proyecto Moresan cuyo objetivo es detectar, cuantificar y caracterizar estadísticamente diferentes contaminantes emergentes en las aguas residuales urbanas de la ciudad de València y su evolución como resultado del tratamiento en procesos de depuración. En el sector del envase alimentario los proyectos en los que está trabajando Aimplas se centran principalmente en tres líneas: (I) la evaluación de riesgos de sustancias no añadidas intencionadamente (NIAS) como es el caso de Novonias y proyectos anteriores como Invitronias y NiaSafe. (II) aplicar la estrategia europea conocida como Safe-byDesign cuyo objetivo es analizar en la fase de diseño la formulación de los envases alimentarios de cara a intentar reemplazar aquellas sustancias con estudios recientes que sugieren posibles efectos toxicológicos, como pueden ser los PFASmftalatos o bisfenoles, por otras sustancias más seguras (proyecto SAFE-ED-Coatings). (III) la evaluación de riesgos de compuestos naturales en materiales de envase alimentario empleando estrategias innovadoras que incluyen bioensayos in vitro, como es el caso del proyecto Invitronias. n

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