PRODUCCIÓN 24 En caso de que las condiciones climatológicas en este 2024 dieran lugar a una nueva cosecha con rendimientos muy por debajo de la media, se incrementaría la importación de cereales para abastecer a la cadena alimentaria. Dependería también del stock mundial de cereales, ligado al resultado de la cosecha de todos los países productores. Hoy en día, las previsiones internacionales avanzadas en el último informe USDA indican que se espera un gran aumento en 2024 de las producciones de maíz a nivel internacional, frente a un ligero descenso de las producciones de trigo. No debemos dejar de lado la complicación que supondrían unas condiciones climatológicas desfavorables para los pastos y los productos forrajeros, como alfalfa (España es de los primeros productores mundiales) o paja de cereales, imprescindibles para la alimentación de rumiantes. La escasez de estas materias primas sea en animales estabulados o criados en régimen extensivo, podría provocar un incremento del precio de la alimentación de los rumiantes, con el consiguiente incremento de los alimentos que producen. Una de las medidas relacionadas con la lucha frente al cambio climático es la mejora de variedades vegetales. ¿Qué pasos se están dando para la obtención de nuevas variedades adaptadas a la sequía y las altas temperaturas, en el caso concreto de España? El Registro de Variedades Comerciales español es sólido y reconocido tanto a nivel nacional como europeo, por ello, recibimos cada año cientos de solicitudes de examen de nuevas variedades desde otros Estados miembros. Es importante recordar que se articula en torno a las Comisiones Nacionales de Evaluación para cada grupo de especies. Este es un sistema dinámico que se adapta a la realidad y las necesidades de nuestra agricultura, de hecho, somos el país de la UE con mayor variabilidad agroclimática, desde zonas áridas a zonas húmedas, y ahí la elección varietal disponible para los agricultores de cada zona es fundamental. Por ello, desde hace muchos años, hemos incluido como criterios para evaluar la inclusión de nuevas variedades, tolerancias a enfermedades, características de calidad y también tolerancia a estreses abióticos como pueden ser precocidades en la floración y maduración que permitan acortar ciclos vegetativos para evitar fenómenos extremos de calor o, por ejemplo, en arroz, tolerancia a la salinidad. Además, nuestra red de ensayos de nuevas variedades, en la que colaboran las CC AA, recoge localizaciones en todas las provincias de mayor representatividad para cada grupo de cultivos. De esta manera, aseguramos que cuando una nueva variedad se registra y entra en el circuito de la comercialización, ha sido testada previamente durante dos años y no menos de 10-12 ensayos en las principales zonas productoras. Así mismo, para algunos cultivos, hemos incluido el criterio zonal, que permite que una variedad se pueda registrar si se encuentra muy adaptada a una zona productiva en concreto, lo que favorece sin duda el acceso a nuevas variedades más adaptadas a las condiciones específicas de una o varias comunidades autónomas en concreto. En este sentido, es importante destacar que la propuesta de nuevo reglamento de material vegetal de reproducción vegetal que se encuentra en debate en el seno de la UE, prevé la inclusión del criterio de la sostenibilidad dentro de los ensayos de valor agronómico de nuevas variedades y en esa línea, ya venimos trabajando desde hace años en una metodología que permita evaluar el uso eficiente del nitrógeno en las nuevas variedades de cereal, a la vez que se mantienen los rendimientos en los cultivos. Las nuevas técnicas de edición genética se presentan como una alternativa muy interesante para hacer frente a este problema. ¿En qué punto del proceso se encuentra su desarrollo dentro de la normativa comunitaria y con qué plazos se trabaja para que sea una realidad en la agricultura europea y española? Estas tecnologías representan un avance muy importante para el sector agroalimentario, no sólo en términos de productividad, también en materia de sostenibilidad. Estamos hablando de herramientas que permitirán una mejor adaptación de las producciones a los efectos del cambio climático, y contribuirán a reducir el desperdicio o mejorar la salud a través de la alimentación, sin olvidar características productivas, entre otras muchas posibilidades. El sector científico ha trasladado su apoyo a estas nuevas tecnologías y ha solicitado a las autoridades europeas, tanto Consejo, como Parlamento, la adopción de decisiones en este campo basadas en la ciencia. En las últimas semanas, se han puesto en marcha numerosas campañas con participación de científicos de toda la UE, incluyendo galardonados por el Premio Nobel, reclamando un marco jurídico adaptado al progreso científico y tecnológico, que les permita innovar con estas tecnologías y ofrecer al sector agroalimentario y la sociedad las soluciones que demanda a través de variedades vegetales mejoradas. Si la cosecha nacional de cereal no es suficiente, se incrementará la importación.
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