MEDIOAMBIENTE 58 Un estudio del año 2013 de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), realizado con datos de 2010, estimó que la contribución de la ganadería a la emisión de gases de efecto invernadero era de aproximadamente 7,1 gigatones de CO2 equivalentes al año, lo que signifca un 14,5% de todas las emisiones humanas. El mismo grupo ha actualizado ese modelo en el presente año, con datos del ejercicio 2015, y estima 6,2 gigatones de CO2 equivalentes. No quiere decir que se hayan reducido las emisiones, sino que simplemente se ha actualizado el modelo. Es un reflejo de la incertidumbre cuando se dan este tipo de valores. Las metodologías están en un cambio continuo. Además, hay que tener en cuenta que nos dan valores estimativos. HUELLA DE CARBONO La huella de carbono en la ganadería expresa la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero producidas al fabricar un producto. Se expresan en CO2 equivalentes, que es una forma de normalizar el calentamiento de otros gases que no son el CO2 y que en el caso de la agricultura son muy abundantes, como el metano y el óxido nitroso. La huella de carbono no contabiliza únicamente las emisiones que se producen Agustín del Prado Investigador del BC3 Basque Centre for Climate Change La influencia que tiene la actividad ganadera en el cambio climático es objeto de debate en la investigación internacional. En ocasiones, la producción primaria ha sido acusada de contribuir de una forma decisiva a los gases de efecto invernadero y al cambio climático, aunque se deben analizar de una forma detallada los datos que se han utilizado, los métodos de cálculo y otros beneficios que tiene la ganadería, sobre todo la de carácter extensivo, para determinar su repercusión real en el cambio climático. LA INFLUENCIA DE LA GANADERÍA EN EL CAMBIO CLIMÁTICO: MITOS Y REALIDADES en la granja, sino también otras emisiones producidas en fases anteriores a la granja, por ejemplo en la fabricación de insumos como la producción de piensos compuestos, la utilización de fertilizantes… A diferencia de otros sectores, el principal gas de efecto invernadero en la agricultura y la ganadería no es tanto el CO2, sino el metano, que es prácticamente el 50% de la huella de carbono. Además, el metano está mediado por un proceso biológico que en gran parte es inevitable, lo que supone una gran diferencia de las emisiones de CO2 por combustibles fósiles. Además, el metano es un gas de vida corta, ya que una vez emitido permanece en la atmósfera aproximadamente 10 años, al contrario del CO2, que permanece durante miles de años. La mayor parte de las emisiones de una oveja llegan a partir del metano entérico, pero también podría darse un metano proveniente de la gestión de estiércol. El forraje es un producto con mucha celulosa que es difícilmente digerible para el ser humano y para otros animales que no sean rumiantes. En primer lugar, se captura CO2 por medio de la fotosíntesis y se transforma en compuestos de carbono más complejos, que son los que finalmente consume la oveja. A través de la flora bacteriana del rumen, es capaz de degradar y digerir parte de esos compuestos de carbono. Pero en ese proceso hay un subproducto que
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