TO4 - Tierras Porcino

ALIMENTACIÓN que utilizaban merecen una atención por su potencial como fuentes de inspiración e innovación, adaptándolos a las actuales circunstancias sociales y de mercado, y teniendo en cuenta que la cría de los cerdos para una explotación familiar de autoconsumo siempre será más versátil y adaptable que la de los de una explotación profesional, que requerirá una programación y una adecuada formulación de las dietas. ALIMENTACIÓN TRADICIONAL EN EXPLOTACIONES FAMILIARES La ganadería española se caracteriza por una excesiva dependencia de insumos importados, que ya hace tiempo que viene siendo advertida (de Blas et al., 1984). En el pasado los cerdos llegaban a tener una alimentación muy pobre, basada en desechos como indicaba el asturiano Xuglar d’Entrepenes refiriéndose a los de la raza Gochu asturcelta (Gómez, 1975); lo que puede considerarse como un ejemplo de lo que no debería hacerse hoy en día. Para conocer la alimentación tradicional de los cerdos pueden consultarse distintas fuentes (Salazar, 1928; López Palazón, 1960, 1961; Acosta Naranjo, 2002; Mata Moreno et al., 2004; Rodríguez-Estévez & Mata-Moreno, 2006). Por ejemplo, Mata Moreno et al. (2004) muestran un calendario de los principales recursos aprovechados tradicionalmente por el cerdo en la Comarca de la Sierra de Cádiz, prácticamente sin empleo de granos o piensos. Obviamente los sistemas tradicionales pueden y deben innovar, adaptándolos a las actuales condiciones económicas y laborales. Además, para las explotaciones de pequeño y mediano tamaño cabe la posibilidad de utilizar estos sistemas tradicionales como estrategia de marketing; tanto en lo relativo a las razas como en lo referente a los sistemas de producción y los recursos empleados en la alimentación (por ejemplo, cerdo Gochu asturcelta engordado con castañas o cerdo negro mallorquín engordado con higos). Reflejo del carácter omnívoro del cerdo es este refrán español: “No escojas que, basto o fino, todo lo engulle el cochino”. LOS INGREDIENTES ALTERNATIVOS Los ingredientes alternativos suelen ser subproductos agrícolas o industriales. Entre éstos hay que distinguir dos grupos (Aguila, 2009): • Ingredientes alternativos estandarizados. Son los que proceden de procesos industrializados bien definidos que controlan su calidad, homogenizan sus valores nutricionales y, por tanto, su empleo no es complicado, pues se han venido usando durante años con seguridad y de forma estandarizada en la alimentación animal; aunque, en ocasiones, su disponibilidad sea geográfica y estacional. Por otra parte, es frecuente que estos subproductos sean demandados por la industria de alimentación animal; por ejemplo, la pulpa y la melaza de remolacha. • Ingredientes alternativos casi ‘artesanales’ o rústicos. Éstos se caracterizan por disponer de poca información nutricional. Pocas muestras analizadas y/o poca bibliografía científica sobre su composición. Información incompleta (sin análisis de FDA y FDN, almidón, aminoácidos digestibles). Carecen de ecuaciones de predicción de aminoácidos para hacer ajustes nutricionales según el nivel de proteína cruda del ingrediente. Se desconocen los posibles niveles de restricción por: efectos tóxicos, mal sabor, baja digestibilidad, etc. Insuficiente experiencia en su uso y conservación por parte de los técnicos y ganaderos actuales. Carecer de controles de calidad: no existen estándares de calidad. De hecho, un problema práctico es el nombre popular del ingrediente, pues, cambia de una región a otra o es tan exclusivo de una región que es desconocido fuera. Hay una gran variación nutricional entre, y dentro de los lotes. Frecuentemente son muy estacionales y están limitados a un territorio, por lo que la oferta comercial es baja y/ o muy local; pero, localmente, pueden cubrir las necesidades de los productores, pudiendo haber más disponibilidad de éstos que de los ingredientes alternativos estandarizados, que siempre tendrán más demanda. Sus propiedades físicas y contenido en humedad suelen complicar el manejo y encarecer el transporte. Todo lo anterior implica riesgos en su uso. Los principales problemas de estos ingredientes son abordados por Piat (1989). Un ejemplo de estos son los factores antinutricionales presentes en muchos de ellos y para reducir estos niveles de factores antinutricionales se pueden necesitar tratamientos previos. Entre estos ingredientes están el suero de quesería, el orujo de aceituna, los subproductos de la industria conservera, etc. COMPOSICIÓN DE LOS ALIMENTOS Con independencia de la omnivoría y de la voracidad del cerdo, su dieta no se puede confiar al instinto, aunque se trabaje con bajas cargas ganaderas (menos de un cerdo por hectárea) especialmente, cuando se trate de producirlos fuera de pequeñas explotaciones de autoconsumo. Así, para trabajar con dietas equilibradas es necesario tener información sobre lo que aportan los pastos y la composición de los alimentos, su variabilidad y la posibilidad de que existan principios antinutritivos, micotoxinas u otros inconvenientes. En Rea et al. (2009) se presenta una breve síntesis de las características de algunos subproductos y fuentes no tradicionales de alimentos para cerdos. Además, la serie de ‘Nuevas fuentes de alimentos para la producción animal’ (Gómez-Cabrera & 29

RkJQdWJsaXNoZXIy Njg1MjYx