ALIMENTACIÓN 39 Relacionado con la prolificidad todos los pesos de los lechones, presentan diferencias significativas según dietas, al parto Pn: p=0.012; a 24 h postparto P0; p=0.001; a 21 días P21: p=0.001; al destete a 31 días Pd: p=0.009), con mayores niveles (+8%) en la dieta con ensilados así como para el crecimiento (+8%) a 21 días (p=0.006) y (p=0.095) al destete (+4%). Se puede estimar que solo la dieta con ensilados obtiene una mejora económica 1.48 € por lechón, pero sin efecto por cerda (-6.3 €/camada). Los parámetros hemáticos y bioquímicos sanguíneos en las cerdas se encuentran todos dentro de los rangos normales para la especie en los tres grupos experimentales, excepto los valores de lactato deshidrogenasa (LDH). Solo son significativos los valores de excreción de urea en sangre, mayores en Dp (+8%) y menores en Ds (-19%), respecto a la dieta control (Di). No se detectó la circulación de cepas de E. coli con capacidad de provocar brotes de diarreas en los lechones durante el periparto. NUEVAS ESTRATEGIAS ANTIMICROBIANAS La recomendación (MVET 03/22) de limitar el uso de antibióticos en ganadería únicamente con fin terapéutico, en el contexto del Plan Nacional de Resistencia Antibiótica (PRAN 22-24), ha propiciado la búsqueda de nuevas estrategias antimicrobianas a través de alimentos bioactivos, o estrategias nutricionales que actúen en el sistema inmune, modulando la respuesta a patógenos y permitan reducir el uso de antibióticos. En este sentido, la combinación de ingredientes funcionales y aditivos que mejoren la digestión y absorción de nutrientes y la respuesta inmune del animal (Soraci., 2010), son alternativas de interés para la industria porcina. El empleo de estos suplementos en las fases de mayores requerimientos nutricionales durante gestación y lactancia, facilita la digestibilidad y el aprovechamiento de los nutrientes, favoreciendo la producción y absorción de sustancias Foto 1b. Microsilo de girasol alto oleico. Fuente: F. López Gallego que son esenciales para aumentar la eficacia en la transformación de los alimentos (Aguilar-Toalá et al., 2018), y factor primordial para la viabilidad, crecimiento y desarrollo de los lechones. Algunos estudios demuestran que la alimentación de cerdas con dietas que favorecen la abundancia de bacterias degradadoras de fibra y productoras de acetato, propionato y butirato, son las más productoras en términos de número de partos por cerda y año, lo que se relaciona con una reducción en los fenómenos de estrés oxidativo (Liu et al., 2021). La dieta de la cerda también va a influir directamente en la instauración de una microbiota sana durante las primeras horas de vida de sus lechones. En este sentido, los posbióticos son productos innovadores que contienen los subproductos metabólicos bioactivos y los componentes estructurales bacterianos obtenidos a partir de una fermentación microbiana controlada (Bravo et al., 2020), es decir moléculas o compuestos de productos bacterianos no viables que poseen propiedades bioactivas con características claves frente al uso de probióticos. Fundamentalmente se consideran no patógenos, no tóxicos y tienen la capacidad de resistir la hidrolisis llevada a cabo por las enzimas de los mamíferos (Koleilat, 2019). Actualmente existen pocos conocimientos sobre el empleo de posbióticos en cerdas y su repercusión sobre los índices productivos y la implicación en el desarrollo de una microbiota sana en los lechones. Menor aún son los conocimientos sobre la utilización de ensilados en la alimentación de cerdas como estrategia sostenibles a los piensos tradicionales, por sus bajo coste y conformar dietas con restricción energética rica en fibra con beneficiosos efectos sobre el bienestar, la salud y el comportamiento, contribuyendo a reducir la incidencia de enfermedades entéricas y las estereotipias (López García et al. 2017). El uso de ensilados en la alimentación de cerdas, debe ser contextuado en el ámbito de la innovadora utilización de dietas ricas en fibra dietética, a pesar del bajo valor nutricional de estas dietas, debido a los menores niveles de energía digestiva o aminoácidos, en comparación con los habituales concentrados de alto contenido en almidón o proteínas (Woyengo et al., 2014). Sin embargo, investigaciones recientes acreditan efectos positivos de la fibra dietética en nutrición porcina que, al ser fermentada por microbios intestinales, afecta positivamente modulando el ambiente intestinal, mejorando así la salud intestinal (Lindberg, 2014) y aportan entre el 5% y 28% de energía a los cerdos (Kass et al., 1980), además del efecto de saciedad prolongada y su efecto aliviador sobre el estreñimiento (Oliviero et al., 2009).
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