TO1 - Tierras Porcino

SANIDAD 24 y diversas proteínas de la membrana externa como la lipoproteína de unión a transferrina A, la proteína de unión a transferrina B o varios autotransportadores. Por el momento. no se ha descrito ninguna hemolisina secretada por G. parasuis, presente en otros patógenos bacterianos del CRP. Numerosísimas son las posibilidades de diagnóstico de la enfermedad de Glässer, a través de la confirmación de la especie a partir de los aislados procedentes de las muestras clínicas obtenidas, cultivadas en ágar chocolate como medio de elección. Una de las más recientes permite de forma rápida y sencilla la diferenciación de G. parasuis de otras especies bacterianas próximas filogenéticamente, también responsables de cuadros respiratorios porcinos: se trata del análisis genético del ARN ribosómico 23S. Se han efectuado numerosos estudios respecto a la susceptibilidad de G. parasuis frente a los diferentes antibióticos. En cualquier caso, especialmente en porcinocultura, el aumento de las resistencias de las diferentes bacterias desaconseja el uso indiscriminado de la antibioterapia y promueve la búsqueda de alternativas eficaces, como la prevención por medio de la utilización de vacunas. En un estudio realizado con cepas clínicas británicas y españolas durante la primera década de este siglo, se obtuvieron mejores resultados de eficacia antibiótica entre los aislados procedentes del Reino Unido que entre los españoles, lo que puso de manifiesto una mayor transmisión de resistencias entre los aislados de G. parasuis hispanos, seguramente por una utilización mucho mayor de antibióticos. MEDIDAS DE PREVENCIÓN Y CONTROL En cuanto a la adopción de medidas de prevención y control, se pueden activar las generales para cualquier enfermedad infecciosa, como una limpieza minuciosa seguida de una desinfección exhaustiva de las instalaciones, utillajes y ropas de los operarios, así como la evitación de los factores predisponentes y de las condiciones ambientales desfavorables. Además, cobra gran relevancia la apuesta por las vacunas, sin que desgraciadamente se disponga en el mercado hasta la fecha de una totalmente eficaz, capaz de proteger frente a la enfermedad de Glässer en todos los casos. Y es que, aunque las vacunas han logrado reducir la mortalidad, se han detectado fallos frecuentes, debidos a un escaso grado de protección o la ausencia total de protección cruzada entre los diferentes serotipos. Aun así, se ha ensayado una enorme cantidad de vacunas, que pueden clasificarse en cinco grupos: bacterinas, vacunas “fantasma”, vacunas con microorganismos atenuados, vacunas de ADN y vacunas de subunidades. Las primeras valoradas fueron las bacterinas, que siguen utilizándose bastante y que se preparan a partir de, como mínimo, una cepa virulenta de G. parasuis. Algunas de las bacterinas comerciales contienen dos, tres o hasta cuatro serotipos diferentes, los más prevalentes en una región determinada, debido a que la protección cruzada entre serotipos, resulta escasa, pero los principales de una zona geográfica concreta. Se ha probado también alguna vacuna integrada por bacterias completas, pero desprovistas de su cromosoma (“vacunas fantasma”), con una desarrollo mejor de la respuesta humoral que las bacterinas tradicionales, pero sin que pasara de tratarse de un estudio preliminar. El desarrollo de vacunas atenuadas se ha topado con un cierto desconocimiento de los factores de virulencia de G. parasuis, lo que no permitió hasta la década pasada el diseño de vacunas estables, basadas principalmente en la deleción de genes relacionados con la síntesis de polisacáridos o, alternativamente, con la promoción de la quimiotaxis bacteriana. Como ventaja, las vacunas atenuadas inducen un periodo de protecciónmás prolongado que las bacterinas. Respecto a las vacunas de ADN, solo tenemos constancia de dos investigaciones, en las que se generó una protección parcial y se indujeron las ramas humoral y celular de la respuesta adquirida, pero utilizando ratones de laboratorio comomodelo experimental en vez del hospedador natural. Es sobre las vacunas de subunidades sobre las que han recaído los estudios más numerosos. Queremos destacar los de dos grupos españoles, el de V. Aragón (CRESA), sobre autotransportadores triméricos que inducían anticuerpos en lechones, pero no prevenían la colonización nasal de las cepas virulentas, y el de A.B. Schryvers (Universidad de Calgary) R. Frandoso (Universidad de Passo Fundo) y nosotros mismos. Hemos investigado exhaustivamente la proteína de unión a transferrina B (TbpB) y, en especial, la vacuna basada en el mutante Y167 (cuya TbpB apenas fijaba hierro porcino pero que conservaba el potencial inmunógeno de la cepa salvaje). Conseguimos una estimulación eficaz de las dos ramas de la respuesta inmunitaria adquirida y mejores resultados de protección que los de algunas vacunas comerciales. CONCLUSIÓN Como reflexión final, en un contexto global de restricción del uso de antibióticos, el control de la enfermedad de Glässer debe cimentarse en unas buenas medidas de manejo y en unas estrategias de bioseguridad correctas. Además, ha de llevarse a cabo un abordaje holístico, que integre estas medidas con métodos de diagnóstico rápidos y eficaces con el análisis de las características antigénicas de los aislados clínicos de G. parasuis. De ser necesario recurrir a los antibióticos, deben realizarse pruebas laboratoriales previas, al objeto de determinar los productos más eficaces y entre ellos han de seleccionarse los de un espectro de acción más reducido. n

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