TRIBUNA DE OPINIÓN 64 Fernando Pozuelo, fundador y CEO de Fernando Pozuelo Unique Landscapes La jardinería y la agricultura ya sean a pequeña o gran escala, dependen de un factor fundamental para garantizar el éxito: la calidad y el tipo de suelo donde crecerán las plantas. Las tierras y los sustratos desempeñan un papel crucial en el crecimiento de las plantas, ya que influyen directamente en aspectos como la retención de agua, la aireación de las raíces y el suministro de nutrientes. Por esta razón, es fundamental conocer las diferentes opciones disponibles y sus usos específicos para sacar el máximo provecho del terreno y de los recursos naturales. El suelo es nuestro lienzo. Su calidad, composición y textura determinan la paleta de opciones que tenemos para construir jardines vibrantes y equilibrados. Por ejemplo, los suelos ricos en materia orgánica, como la tierra vegetal y el mantillo, ofrecen una base nutritiva que mejora la estructura del suelo y fomenta un crecimiento saludable. Estas tierras, además de ser funcionales, son versátiles: pueden ser utilizadas para crear praderas exuberantes, parterres florales o borduras verdes llenas de vida. A la hora de clasificar las tierras y sustratos, encontramos que su origen es un criterio clave. Pueden dividirse principalmente en dos grandes categorías: origen orgánico (de procedencia animal y vegetal) y los minerales. Dentro de los biológicos, tenemos la tierra vegetal y el mantillo son aliados excelentes para mejorar la estructura del suelo. Por otro lado, las turbas, tienen propiedades específicas que los hacen indispensables en ciertos cultivos. Los sustratos minerales, por su parte, aunque carecen de materia orgánica, complementan esta oferta al aportar características físicas que optimizan el comportamiento del suelo, como una mayor filtración o un drenaje más eficiente. Los sustratos orgánicos, ya sean de origen animal o vegetal, han sido utilizados durante siglos para mejorar las propiedades de los suelos agrícolas. Este tipo de sustrato es una mezcla equilibrada de arena, arcilla y limos que incluye materia orgánica en diferentes proporciones. Cuando esta materia orgánica es abundante, la tierra vegetal se transforma en mantillo, un material todavía más nutritivo y efectivo para la mejora del suelo. El mantillo proveniente de ganado vacuno, que es especialmente valorado en agricultura y jardinería, ya que el proceso digestivo de las vacas descompone de manera eficiente las semillas de malas hierbas presentes en el alimento consumido por estos animales. Esto no solo enriquece el suelo, sino que también reduce considerablemente la proliferación de malas hierbas, un problema común en la gestión de terrenos agrícolas y jardines. En cuanto a los materiales vegetales, las turbas son otro elemento fundamental. Estas sustancias se originan a partir de la descomposición de materiales vegetales en condiciones específicas de humedad y falta de oxígeno, lo que les confiere propiedades únicas. La turba rubia, por Cuando la tierra es el lienzo para crear arte vivo En el arte del paisajismo, cada tipo de suelo y sustrato se convierte en una herramienta esencial para dar forma a una obra viva y en constante evolución. Tal como un pintor elige cuidadosamente sus pigmentos, un paisajista selecciona los suelos para diseñar paisajes que no solo sean visualmente atractivos, sino también funcionales y sostenibles.
RkJQdWJsaXNoZXIy Njg1MjYx