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26 tecnogarden ARTÍCULO La ecología del miedo: una vía para la restauración Si bien el diagnóstico no es muy alentador, existen experiencias que han supuesto mejoras importantes en ciertos territorios. Es el caso del cambio radical producido en el Parque Nacional de Yellowstone, en Estados Unidos. Según explica el libro, la reintroducción del lobo, que llevaba más de cien años extinto en esta zona, modificó en muy poco tiempo la demografía de las especies de las que se alimenta, sobre todo dos tipos de cérvidos. “Lo sorprendente es que también modificó sus hábitos de forrajeo y alimentación. Presionados por el miedo al depredador, los herbívoros ya no se movían libremente por todo el territorio comiendo donde les parecía oportuno, sino que dejaron de visitar los sitios más expuestos y abiertos porque el riesgo de ser cazados allí era demasiado alto. Como consecuencia de esos cambios en sus hábitos alimentarios, se abrieron oportunidades para que las especies de plantas y árboles más forestales pudieran desarrollarse mejor sin la presión de estas dos especies de ungulados. En muy poco tiempo el patrón de hábitats y paisajes se modificó radicalmente y ahora los paisajes del nuevo Yellowstone poco tienen que ver con los de hace solo 40 años”, detalla el texto. Esta medida se conoce como ecología del miedo, es decir, miedo al predador, quien con su mera presencia cambia comportamientos que desencadenan procesos ecológicos en cascada. ¿Qué podemos hacer ante este panorama? Una acción global es la única que puede servir para revertir la situación, pero tomar decisiones personales, informadas y conscientes de sus consecuencias, también puede contribuir al cambio que el planeta necesita. “Estamos en un momento histórico en el que hay una confianza ciega en la tecnología. Nuestra fe es tal que llegamos a olvidar la responsabilidad individual que todos debemos cultivar. Es, además, primordial hacer un acercamiento multidisciplinar que incluya las ciencias sociales, el arte, la psicología o la literatura a este reto ambiental global. Para afrontar una crisis de la magnitud de la que estamos hablando se necesita que cambien muchas cosas y que lo hagamos sin dejar a nadie atrás”, destacan los autores. O

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