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18 tecnogarden ARTÍCULO Miedo y asco en la vega Uso de plantas productoras de feromonas para el control de plagas A no ser que seas un abogado samoano, las drogas y el sexo forman un cóctel difícil de digerir por muy equívoca que pueda ser la viagra. Parece algo claro a primeras, pero si lo piensas con profundidad, te asaltan las dudas. ¿No iba esto de excesos, Scorsese? Y es que los excesos normalmente, realmente, están teñidos desde el principio de cierto dramatismo, y cuando se juntan drogas y sexo el tinte está mezclado con lo patético. Y si lo patético cómico es una bendición absoluta —gracias Waititi por enseñar esto al mundo— , lo patético dramático conforma un traje ceñido de vergüenza pegajosa. Y esa sensación es la que experimentamos al acompañar a Dirk Diggler por su travesía por el mundo del porno en Boogie Nights, de Paul Thomas Anderson, y de forma indirecta, aunque más acusada, al leer a Hunter S. Thompson o verle interpretado por Johnny Depp en Miedo y asco en Las Vegas, de Terry Gilliam. A Burroughs vale con solo nombrarle, tampoco es necesario caer en lo escatológico. Julio se levanta de la cama sudoroso, algo excitado. Tiene el regusto de un sueño húmedo. Siente el roce de las sábanas, pero no es lo mismo: hace ya mucho de la última vez. El frescor del rocío no basta para calmarse, como tampoco repasar las tareas del día. Un desfile de imágenes, fantasías y deseos pasa por su cabeza mientras va volando al trabajo —otra vez llega tarde —, Crédito: Universal Pictures

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