INFORME Los jardines verticales podrían reducir un 30% la pérdida de calor en edificios La preocupación de la sociedad por el medio ambiente y por la sostenibilidad urbana es cada vez más evidente. En este contexto la jardinería vertical constituye una alternativa a los sistemas de ajardinamiento y construcción tradicionales. Sin embargo, no se trata de algo nuevo, el desarrollo de vegetación sobre las edificaciones es una práctica habitual desde hace muchos siglos y en distintos lugares del planeta. Resulta evidente la poderosa influencia que aún ejercen en nuestra imaginación los famosos jardines colgantes de Babilonia (600 a.C.). A comienzos del pasado siglo XX, el ajardinamiento de fachadas fue incorporado a las propuestas surgidas del movimiento conocido como “ciudad-Jardín”, que pretendía dar un giro a las tendencias del desarrollo urbano hacia modelos más humanizados que permitieran no perder el contacto con la naturaleza en las ciudades. Sin embargo, el entusiasmo inicial fue desapareciendo al hacerse patente que el ajardinamiento de las fachadas necesitaba de un continuo cuidado y de frecuentes trabajos de poda, para de esta forma evitar posibles daños en las estructuras de los edificios. Uno de los proyectos que quizá haya supuesto punto de inflexión, contribuyendo a popularizar la jardinería vertical es el realizado en el edificio del museo de Quai Branly en París. El edificio, diseñado por Jean Novel, se inauguró en 2004, y cuenta con un enorme jardín vertical en su fachada principal creado por el prestigioso botánico francés Patrick Blanc, referente mundial de la jardinería vertical en la actualidad. En 2005, el gobierno federal japonés patrocinó una exposición masiva de Bio Lung, la pieza central de la exposición en AichiJapan. Este muro tenía 30 sis-
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