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tecnogarden 45 provoca que la selección natural actúe en el agricultor y en el cultivo –llámese ganadero y ganado, dueño y mascota– de manera recíprocamente interdependiente –el beneficio de uno es el beneficio del otro y al revés–, y esta interdependencia se extiende, abriendo la mano, a otros organismos comensales, patogénicos o mutualistas que forman una intrincada red coevolutiva. La agricultura o cultivo de especies domesticadas tiene en líneas generales unas características definitorias como son la siembra/inoculación/plantación de cultivares sésiles, inmóviles, en hábitats o sustratos específicos; el cultivo propiamente dicho, entendido como el manejo del cultivar para la mejora de su crecimiento o su protección; la cosecha; y la dependencia obligada o efectiva. Y todas estas definiciones para sorprender ahora. La domesticación ha ocurrido al menos cinco veces a lo largo de la historia evolutiva, y digamos que la domesticación llevada a cabo por los humanos cuenta como una. Gusanos de arena Los Attini, tribus libres de A(rrakis)mazonia y m(elange)anutención, cultivan desde hace 45-60 millones de años hongos como fuente de melangeanutención. Estos moradores del desierto verde –la fertilidad de los suelos de Arrakis y la Amazonia no es tan diferente–, de ojos tan rabiosamente oscuros, son agricultores obligados, y es que los jardines de hongos son la única fuente de comida para los jóvenes y una de las más importantes para los adultos. Cuando las princesas de la tribu, criadas entre las delicadas hifas de los preciosos jardines del reino, entran en la pubertad, parten con un pequeño hatillo lleno de esperanza y micelios que muerden con fuerza proporcional a la importancia de su misión: encontrar un lugar donde asentarse, un lugar donde sembrar el micelio y crecer su propio jardín vertical y retorcido. Un hogar. Una nueva colmena. Los attinienses cultivan sus jardines sobre trocitos de flores y hojas que cortan con mimo mezclado con excrementos de artrópodos y restos de madera o semillas. Las ahora reinas inoculan el micelio guardado en unos bolsillos infrabucales, y protegen su huerto mediante varias estrategias. En primer lugar, secuestran sus jardines del ambiente localizándolos bajo tierra o en galerías dentro de la madera, o bien los cubren de un velo de micelio protector/ tamponador. También realizan militarmente inspecciones de sus jardines segando cualquier “mala hierba” susceptible de competir contra el cultivar. Estas inspecciones son llevadas a cabo también antes de incorporar nuevo sustrato en el jardín, lavándolo minuciosamente a través de secreciones bucales ricas en enzimas y antibióticos. Así es como los Attini han conseguido crear un sistema eficiente de producción agrícola donde muchos hongos domesticados no podrían sobrevivir sin sus cuidados, que les ha permitido sobrevivir tanto tiempo y extenderse por prácticamente todo el territorio americano. Y junto a estas hormigas, ciertas especies de termitas –de la subfamilia Macrotermitinae– y escarabajos –los ambrosiales– también han desarrollado complejos sistemas de cultivos de hongos. Sin embargo, los insectos aún no le han cogido el truco a las plantas y a su necesidad de luz y reproducción habitualmente sexual. «Un comienzo es un tiempo muy delicado» La domesticación de las plantas comenzó hace unos doce mil años en Oriente Medio y el Creciente Fértil. A partir de ese momento, se dieron “mágicas” oleadas de domesticación en puntos diferentes del planeta: hace unos diez mil años en China, Mesoamérica, los Andes, Oceanía, unos ocho mil años en África subsahariana y unos seis mil en el este de Norteamérica. Hoy día se consideran en proceso de domesticación unas 2500 plantas, y existen 250 plantas totalmente domesticadas. La domesQuizá los attinienses sí que sepan cómo cultivar los gusanos de Arrakis. Dune (2021). Crédito: Warner Bros, Pictures. Un attiniense con sus crías en su jardín de hongos. Crédito: Myrmecos.

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