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ARTÍCULO 48 tecnogarden sitas poseen esta estructura, formada desde el tallo o las raíces, y les permite anclarse, invadir, conectarse y transferir los nutrientes. De manera paralela a los dos tipos de vasos venas y arterias presentes en los seres humanos, las plantas poseen xilema y floema. El primero es constituido por tubos huecos, conductos formados por células muertas y endurecidas que transportan la savia “bruta” (agua, minerales y algunos nutrientes del suelo), mientras que el segundo está conformado por células vivas que forman una especie de canal fluido por el que se transporta la savia “elaborada” (agua, nutrientes, hormonas, y sobre todo azúcares) desde los órganos fuente (órganos fotosintéticos o de reserva) hasta los órganos sumideros (el resto de la planta). La mayoría de hemiparásitos, aquellos parásitos fotosintéticos, al tener activa una forma de alimentación propia, la fotosíntesis, extienden sus haustorios penetrando en el xilema, donde el carbono orgánico es limitado y por tanto la recompensa es sobre todo agua y minerales. Al igual que un vampiro necrófago o de cadáveres no se atrevería a codearse con los vampiros que atormentan a los vivos, si en el mundo natural existiera el mérito, parasitar un tubo hueco y muerto no estaría muy bien valorado por la facilidad (la simple penetrancia a través de un entramado sinuoso). Estos parásitos normalmente tienen un espectro de huéspedes bastante amplio además por no haber demasiada defensa en esta zona de la planta. Los holoparásitos, aquellos que no hacen fotosíntesis y se alimentan exclusivamente de sus huéspedes, no pueden solo alimentarse del xilema, pues se morirían de hambre. Necesitan un fluido más nutritivo, energético. Solo así es como consiguen independizarse de la fotosíntesis y por tanto de la luz solar. Estos moradores de las tinieblas se extienden más allá y penetran en el floema, donde encuentran un Dorado en el que vivir. Sin embargo, y allá la meritocracia, el floema es tejido vivo, y por tanto se acciona toda la maquinaria de defensa disponible por parte del huésped. Es así como estas plantas solo son capaces de parasitar determinadas especies a las que son capaces de desarmar. Y si hay diferencias en la existencia o no de fotosíntesis y en el vaso que parasitan, también las hay en función del órgano en el que se establece la relación. La mayoría de vampiros vegetales son hemiparásitos de raíces, seguidos de los parásitos de tallos. En menor medida encontramos holoparásitos (esas plantas que no son verdes y tienen estructuras complejas) de raíz. Y el grupo más reducido son los parásitos endofíticos, como Cytinus hypocistis, los cuales se desarrollan completamente dentro de las raíces de sus huéspedes, y normalmente lo único que vemos de ellos son sus inflorescencias, que acaban emergiendo por su tamaño de la víctima. Monotropa uniflora o planta fantasma, que presenta el aspecto de un hongo, parasita las micorrizas de los árboles cercanos. Crédito: TalkPlant.

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