tecnogarden 47 que se aferran plantas cuya eficiencia fotosintética es muy reducida o está acotada a periodos muy concretos de su desarrollo. Por ejemplo, las especies del género Cuscuta obtienen todos los azúcares de otras plantas, pero aun así sí mantienen una fotosíntesis muy rudimentaria que usan exclusivamente para la síntesis de grasas que acumulan en sus semillas para que su progenie sea capaz de subsistir hasta encontrar un nuevo huésped. Con un objetivo similar, algunas especies del género Arceuthobium destinan la exigua actividad fotosintética a suplementar los tallos que sostienen las flores y los frutos, siendo el resto de la planta totalmente dependiente del huésped. Otras plantas como ciertas especies de Tozzia o Rhynchocorys son totalmente dependientes del huésped durante gran parte de su vida, hasta que emiten tallos verdes fotosintéticos destinados a la reproducción. Casi todas estas estrategias intermedias se basan en usar la fotosíntesis solo como sostén de la reproducción sexual o del desarrollo temprano, los dos momentos más críticos para la perpetuación de una especie, y hay casos tan curiosos de aprovechamiento de la fotosíntesis como el de los muérdagos hemiparásitos (como el típico muérdago de Navidad, Viscum album), que han desarrollado actividad fotosintética en el endospermo (algo muy raro en las plantas con flor), la capa de tejido materno que rodea al embrión en la semilla, para dotar de energía a la plántula recién germinada en sus esfuerzos para atravesar la gruesa epidermis de su futuro huésped. Lo que hacemos en las sombras Aunque queda implícito en el símil del vampirismo, las plantas parásitas se alimentan de otras plantas mediante el acceso como colmillos en el cuello de unos órganos especializados denominados haustorios en el sistema vascular de su víctima. Todas las plantas paráNuytsia floribunda o árbol de Navidad es un árbol parásito australiano que parasita las raíces de las gramíneas que crecen a su alrededor. Crédito: ABC Great Southern.
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