ARTÍCULO 48 tecnogarden Ginkgo Biloba: el árbol de la vida eterna Muchos hemos soñado con poder observar desde una ventana los acontecimientos más curiosos del pasado. Asomarnos y saludar a Neil Armstrom tras su llegada a la Luna, observar cómo los primeros seres humanos descubrieron el fuego o ver la tranquila vida que llevaban los dinosaurios hace miles de años. Por romántica que parezca la idea solo podremos conocer el pasado por medio de lo que los que vivieron en esa época nos han ido contando. El Ginkgo Biloba es de los seres vivos más antiguos del planeta y de los pocos con vida que nos puede contar cómo se vivía en el periodo Jurásico. Este árbol es considerado un fósil viviente. En sus hojas se encontraron fósiles que indicaban que esta variedad ya existía hace uno 270 millones de años. Es un árbol originario de Japón, Corea y este de China. Suelen alcanzar una altura de 20 m a 35 m y algunos, sobre todo en China, superan los 50m. Se caracterizan por tener raíces profundas, ramas largas y copa angular. Durante el otoño, las hojas adquieren un color amarillo brillante y tras un corto espacio de tiempo se acaban cayendo. La morfología del Ginkgo Biloba se ha mantenido igual durante más de 200 años. Su genoma está formado por 10 millones de pares de bases y es más extenso que el humano. Unos investigadores de China contaron con una gran capacidad computacional para reconstruir el genoma de la planta que cuenta con casi 41 mil genes. Esta especie prefiere vivir en lugares soleados y crece mejor en ambientes bien drenados. Normalmente se encuentran en montañas semisalvajes, orillas de los arroyos y laderas rocosas. Ginkgo con ojos amarillas en otoño. Crédito: Pixabay
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