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ARTÍCULO 36 tecnogarden Lamarckismo hereditario Lamarck estaba equivocado. La herencia de caracteres adquiridos no es el motor de la evolución. Pero siempre hay un pero. El ADN es la molécula que contiene la información genética, en él están codificadas las instrucciones para que un ser vivo sea como es. Sin embargo, la información codificada puede leerse de varias formas, o mejor, puede tener la letra más grande (se lee mejor) o más pequeña (se lee peor). Y el tamaño de letra depende de modificaciones químicas que no afectan a la información en sí y que son dependientes del ambiente. El conjunto de estas modificaciones recibe el nombre de epigenética. Por poner un ejemplo ficticio, irreal, una persona puede tener información genética para ojos azules, pero el ambiente puede hacer que los ojos azules no se expresen y por tanto la persona tenga los ojos marrones. Las modificaciones químicas que afectan a cómo se lee el ADN son reseteadas en los gametos para que el ambiente no afecte a la información que se hereda, pero al parecer, en ocasiones, podrían heredarse. Estamos hablando de la herencia epigenética transgeneracional, que recuerda a la herencia de los caracteres adquiridos de Lamarck. A diferencia de los mamíferos y debido a su plasticidad, y es que por su naturaleza sésil necesitan detectar y responder a los cambios ambientales mediante respuestas de desarrollo complejas, las plantas son más proclives a este tipo de herencia. En 2006 se publicó en Nature el primer trabajo en el que se demostraba que los estreses abióticos o bióticos producían “memoria” en las plantas. Si esa planta volvía a encontrarse con el mismo estrés, la planta “recordaría” como combatirlo, y respondería antes y mejor (a la manera de tener anticuerpos contra el COVID en el ser humano). Y finalmente, esa planta podría transmitir esa memoria a su descendencia. Esto no significa que sea generalizado. La mayoría de modificaciones químicas en genes relacionados con estrés son reseteadas durante la gametogénesis, y las pocas que pasan el filtro, son “olvidadas” después de una o dos generaciones. Y que esta memoria sea reversible es beneficioEn España también tenemos nuestra propia caricatura de Darwin, la cual se puede encontrar hoy día en cualquier supermercado en las botellas de Anís del Mono. La imagen se corresponde a La bouteille d’anis (1914), de Juan Gris. Crédito: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

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