tecnogarden 47 El último proyecto surgido contra las minas antipersonas desarrollado por científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) se basa en incrustar nanotubos de carbono en hojas de espinaca para crear una suerte de plantas nanobiónicas, de forma que, cuando las raíces de la planta entran en contacto con componentes nitroaromáticos empleados en la fabricación de explosivos, los nanotubos emiten una señal fluorescente que se puede detectar mediante una cámara de infrarrojos. She´s electric Todo está en las letras, y como canta el hermano guapo: “Ella es eléctrica, está en una familia lleno de excéntricos, ha hecho cosas que nunca hubiera esperado, y necesito más tiempo”. La familia excéntrica está clara: pilas biológicas que utilizan los residuos de la fotosíntesis para cargar móviles —Bioo, de tres estudiantes andaluces—, plantalámparas para iluminar comunidades indígenas en Perú fabricadas por la Universidad de Ingeniería y Tecnología de Lima, cableados eléctricos fabricados con rosas de la Universidad de Linköping. Todas tienen en común el uso indirecto de la planta. En los dos primeros casos el trabajo lo realizan bacterias, en el tercero introducen un polímero sintético. Ahora la cosa que nunca hubiera esperado. Unos investigadores de la Universidad de Tel Aviv han conseguido este mismo año crear un fotosistema —la maquinaria principal de captación de luz en el proceso de fotosíntesis— consistente en la fusión del fotosistema de la planta con una hidrogenasa de alga de forma que parte de la energía de la fotosíntesis —en forma de electrones— es derivada a la producción de mayores cantidades de hidrógeno. El hidrógeno obtenido por esta fuente aún no es el suficiente como para producir suficiente electricidad, pero esperan conseguirlo en algunos años —esta es la parte del necesito más tiempo—. El hidrógeno es el combustible del futuro, por ser el más limpio —en sí misma su combustión no contamina—. Hoy día se produce casi en su totalidad a partir de combustibles fósiles, gas natural y carbón, siendo este proceso responsable de la emisión de alrededor de 830 millones de toneladas de dióxido de carbono por año. En los últimos años se habla de utilizar la electrolisis del agua para producir este compuesto sin emitir contaminantes —el famoso hidrógeno verde— pero hoy día este es un proceso sumamente costoso. Aun así, avisan de que es el futuro, y quizá lleguemos a ver en el lugar de las calderas una gran Dieffenbachia al lado de una pila de combustible creando una bonita imagen surrealista en la cocina a la manera de Lautréamont: «bello como el encuentro fortuito, sobre una mesa de disección, de una máquina de coser y un paraguas». Texto Gerardo Carrera Castaño Este «bello como el encuentro fortuito, sobre una mesa de disección, de una máquina de coser y un paraguas» inauguraría el surrealismo cincuenta años antes de su nacimiento oficial. Crédito: Salvador Dalí.
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