ARTÍCULO 46 tecnogarden Así, la idea inicial era la de sembrar a gran escala zonas afectadas por explosivos con estas plantas denominadas Red DetectMR, y para evitar su dispersión —no dejan de ser plantas transgénicas—, eliminaron una hormona de crecimiento importante —probablemente las giberelinas—, lo que impide que las plantas crezcan a partir de un estadio inicial y, por tanto, que florezcan y diseminen polen o semillas. Sin embargo, la innovación en el campo de la biotecnología es tarea ardua, a no ser que te recoja por el camino una de esas empresas estado que te arrope con su aparato legal y su dinero. Y es así como en 2008 canceló sus desarrollos. Hoy en día, su página web se anuncia como “Aresa.dk —antiguo hogar de la biodetección, ahora un blog personal”. Now the time is here for iron man Y sorprendentemente, diez años después, la ciencia dio un paso atrás. De unas plantas sencillas de producir, con una tecnología y un coste baratos que son esas Arabidopsis desarrolladas por Aresa, se ha pasado a una tecnología puntera, sofisticada, probablemente muy cara y difícil de escalar. Pero es que la nanotecnología ha suplantado a la biotecnología en la carrera de qué suena mejor. Fotograma de un vídeo en el que una planta nanobiónica de espinaca detecta compuestos asociados a explosivos. Crédito: MIT. Aunque parezca un polígrafo vegetal, en verdad es un circuito eléctrico funcional. Crédito: Universidad de Linköping.
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