56 TECNOLOGÍA La ciencia, con realidad aumentada entra La realidad aumentada (RA) es una tecnología presente en muchas de nuestras aulas. Empezó tímidamente, con algunas aplicaciones que sorprendían a docentes y estudiantes, y ha ido ganando adeptos de forma vertiginosa. Solo en la última década hemos visto crecer el número de materiales didácticos, diversificarse los contenidos y, no menos importante, aumentar la calidad de las aplicaciones. Ya no hablamos del gran potencial pedagógico de esta herramienta, visual, interactiva, motivadora… Hablamos de realidades palpables. Javier Regueiro, cofundador de Body planet “Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) pueden complementar, enriquecer y transformar la educación”, sentenciaba la UNESCO ya en 2018. Cinco años después, hemos superado una pandemia que, entre otros efectos, ha acabado con casi todas las reticencias hacia lo digital. Incluso los “profesaurios”, los que no querían oír hablar de pantallas en el aula, han descubierto las ventajas de utilizar herramientas como la realidad aumentada. “Con esto aprendo gratis”. Lo decía un alumno de segundo de Bachillerato científico después de probar una aplicación con realidad aumentada sobre el intercambio de gases en el alveolo. “No, gratis no es. Crear esta animación y la app para que puedas verlo ha llevado su tiempo y cuesta dinero”, fue la respuesta. Lo que el estudiante pretendía decir es que lo había comprendido al momento: “Ya me lo sé, no lo tengo que estudiar”. Aquel estudiante acababa de asimilar en pocos segundos lo que, según su profesor, los alumnos aprendían “como dogma de fe”. Había observado en tres dimensiones y enmovimiento un proceso que hasta entonces solo había visto representado en una imagen fija y plana del libro de texto. Lo había entendido sin necesidad de “hincar los codos”. Efectivamente, comprender fácilmente procesos complejos es una de las ventajas de la realidad aumentada. Odicho demodo coloquial, que “les entra”mejor. Pero ¡ojo! no solo porque el soporte es audiovisual. Para eso también nos sirven los vídeos, que están ayudando mucho en las aulas y fuera de ellas. No olvidemos que, en el vídeo, la interacción se limita a detener o reanudar la reproducción de las imágenes. Por ejemplo, veamos un documental sobre la fauna del Serengeti. Una pantalla llena de leones, hipopótamos, rinocerontes y algún elefante. ¡Fantástico! Si pudiéramos pulsar en la imagen de cada uno de los animales que vamos viendo para conocer cómo vive, qué come, hacerle correr o atacar a otros animales, con un simple clic… estaríamos sirviendo el aprendizaje autónomo y a demanda, por descubrimiento. Y convirtiendo al alumno en una especie de director de la película, en lugar de un mero espectador. Y eso nos lo aporta también la RA. Con la esta tecnología, el estudiante que se enfrenta al alveolo, -o a la mitocondria, por cambiar de ejemplo- puede explorarla a fondo, activarla, acercarse, observarla desde distintos ángulos, buscar los nombres de las partes que no recuerda o encontrar más información. Poder participar en un contenido, por ejemplo, arrastrar átomos de carbono en una cadena, hace que se asimile mejor la formulación orgánica. APRENDIZAJE SIGNIFICATIVO Y COOPERATIVO Además de la interacción, fundamental en el proceso, la RA permite también un aprendizaje significativo. Porque pro-
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