9 LA BIBLIA DEL OUTDOOR Recuerdo cuando jugaba a futbol sala y me tocaba jugar de pivote. Eso significaba intentar marcar los goles, pero cuando tocaba defender hacía que fuera de punta a punta sin dejar de correr. Estoy convencido que el entrenador me usaba como corredor, sin saberlo, y años más tarde dejaría ese deporte para corretear por las montañas del Baix Llobregat. En Sant Boi de Llobregat pude aprender de lo que entonces conocí como: Trail Running. Esto vino gracias, o por desgracia, a una lesión de rodilla que me supuso operarme de cruzado y menisco. Para recuperar de esta lesión, provocada en un partido de futbol sala, el doctor me recomendó correr por la montaña. Sin conocimiento alguno de ello, me enamoré. Desde el primer día que salí a correr por el monte, la conexión fue tan especial que tuve que llamar al entrenador de futbol sala para notificarle que no volvería a las pistas de ese pabellón donde años atrás había pasado tantas horas, y es que efectivamente ahora estaba ilusionado con otro deporte: correr por la montaña. En poco tiempo empecé a aumentar en la distancia y me di cuenta que las ultratrails eran algo único. En mis primeros pasos por las carreras de larga distancia pude conseguir aprender de corredores con más experiencia y conseguí mis primeros éxitos personales, ganando circuitos nacionales para así dar el salto a carreras de ámbito internacional. Allí, en las carreras internacionales, tuve la oportunidad de viajar y seguir creciendo como corredor, con poco más de 25 años. A los 27 años conseguí ganar la carrera que soñaba desde que empecé a dedicarme profesionalmente al Trail running: ganar el UTMB - Ultra Trail du Montblanc de 170km. Todo este transcurso me ha permitido conocerme un poco mejor, pero sin acabar de conocerme al 100%. La larga distancia nos permite escucharnos y valorar cada aspecto de nuestra vida. Pasamos largas horas en soledad y las preguntas y respuestas tienen tiempo de aparecer y crear, internamente, un diálogo que te permite llegar a los más hondo de tu alma. Para mí esto es la base de todo lo que podemos construir en una carrera. Escucharte mucho y sentirte diferente, muchas veces un privilegiado por hacer de tus sueños algo alcanzable. La sociedad, hoy en día, va muy deprisa y no tenemos tiempo de parar. En cambio, cuando vas a correr por la montaña, en silencio, sin nadie a tu alrededor y pudiendo seguir el compás de tu cuerpo, todo se detiene. La única prisa la sigue el reloj, pero el cuerpo se deja llevar por los sentimientos. Y allí, en los sentimientos, es donde me he podido curar de pequeñas heridas que sin darnos cuenta nos golpean internamente. Es por eso que digo que correr largas distancias por montaña es mágico. Deportista especializado en carreras de larga distancia por montaña Pau Capell
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