DOSSIER / Agri 283 82 25-29 FEBRERO/FEBRUARY ZARAGOZA - ESPAÑA/SPAIN FIMA2020 directa. Por tanto, hay que procurar una buena porosidad de la superficie foliar para favorecer la ventilación –y su refrigeración–, su buen estado sanitario y su fácil acceso, pero evitando la sobreexposición a la luz solar. Los sistemas de conducción y poda pueden ayudar a mejorar la protección de los racimos contra la insolación excesiva, pero hay que considerar su efecto en el consumo de agua por el incremento de transpiración a mayor superficie foliar y en los procesos fisiológicos. Ha de buscarse un equilibrio adecuado entre la superficie foliar productiva y el peso de la cosecha, limitando la superficie foliar total excedentaria para no provocar un consumo excesivo de agua y un amontonamiento de la vegetación con muchas hojas sombreadas, parásitas. Las formas más libres, con vegetaciones inclinadas, son más favorables que las verticales, excesivamente constreñidas y que pueden crear una población de hojas parásitas, y no activas en el interior. Una altura de tronco mayor ayuda a reducir el exceso de temperatura de los racimos, pero puede provocar un consumo de agua ligeramente más elevado. La reducción de la altura del dosel de vegetación ayuda a limitar el consumo de agua, pero ello no debe producirse a base de despuntes intensos ni frecuentes que puedan provocar un amontonamiento de la vegetación con gran desarrollo de nietos y hojas envejecidas o parásitas. TI.- ¿Habrá modificaciones en las plagas y enfermedades actuales en el viñedo del Duero? ¿Habrá modificaciones en la forma de prevenirlas y tratarlas? V.S.R.- El clima tiene una importancia notable en el comportamiento de las plagas y enfermedades y están previstos cambios en la distribución geográfica, con un mayor riesgo en la aparición de nuevas afecciones y la intensidad de los daños en general, a consecuencia de la extensión de la estación de desarrollo del viñedo, de la mayor velocidad de multiplicación y del incremento en el número de generaciones y de la alteración de las interacciones y sincronía viñedo-plaga. Es preciso afrontar una defensa razonada y modelizada, teniendo en cuenta que la introducción de nuevas técnicas de control y el cambio de materias activas también pueden ocasionar alteraciones. TI.- ¿Cree que los viticultores tendrán que hacer modificaciones en su rutina de trabajo? ¿En las labores, la poda, los tratamientos, los riegos o la vendimia? V.S.R.- Las intervenciones, en muchos casos, se deben plantear con criterios muy diferentes de los utilizados hasta ahora en que, sin los riesgos provocados por el cambio climático. Hasta ahora se ha buscado una mayor exposición solar en los racimos y en las hojas para conseguir una buena maduración de la uva evaluada, en muchos casos, por el alto contenido en azúcares. TI.- ¿Cómo afecta el cambio climático a la gestión de riesgos en viñedo? ¿Cómo serán los seguros del futuro en el viñedo? V.S.R.- Con una mayor incertidumbre habría que revisar las primas del seguro. Las actuales no se pueden mantener porque los riesgos van a ser diferentes, y las empresas tienen que desarrollar unas bases de datos nuevas con arreglo a la incidencia de los daños que se vayan presentado en los años venideros. El pasado no sirve como experiencia para el futuro. TI.- ¿Habrá más indemnizaciones? ¿Será sostenible el sistema con la radicalización del clima? V.S.R.- ¿Y de dónde van a salir los fondos? Entiendo que habrá que reajustar las primas con la nueva situación dentro de las normativas o estrategias futuras de las políticas agrarias y objetivos empresariales. T
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