DOSSIER / Agri 283 50 25-29 FEBRERO/FEBRUARY ZARAGOZA - ESPAÑA/SPAIN FIMA2020 medioambiental y la condicionalidad exigida para percibir las ayudas? No obstante podrían introducirse por primera vez medidas para fomentar el uso de herramientas de Agricultura de Precisión… L.M.- Ahora las rentas del sector agropecuario extensivo dependen de la PAC. Si se reducen las compensaciones (que no subvenciones) que recibe el agricultor, y se aumentan las exigencias medioambientales que tienden a reducir la rentabilidad las explotaciones, el futuro para muchos agricultores es bastante oscuro. Para practicar la “agricultura de precisión” son necesarios, además de sensores, comunicaciones y sistemas informáticos, máquinas que puedan hacer una «aplicación diferencial», lo que no hacen las máquinas actuales en uso. El cambiarlas exigiría grandes inversiones que están muy lejos de la capacidad de la mayoría de los agricultores, dadas las reducidas dimensiones de sus explotaciones. TI.- En estos momentos, ¿El I+D de las empresas del sector está enfocado exclusivamente a la digitalización y la conectividad o existen otras mejoras también importantes en las que continuarían trabajando? L.M.- La implantación de la digitalización y la conectividad es más visible, pero los fabricantes han mejorado considerablemente la fiabilidad de sus máquinas, lo que le permite ampliar los plazos de garantía, todos los sistemas de mantenimiento y reparaciones para reducir los costes, la centralización de los repuestos para poder suministrarlos en el menor tiempo posible a un coste reducido. En algunas fábricas empieza a aplicarse la denominada Industria 4.0, utilizando la información que reciben desde la “nube” del estado y del modo en el que se utilizan centenares de máquinas agrícolas continuamente conectadas. En algunos casos empiezan a considerar los principios de la “economía circular”… TI.- ¿La electrificación y la automatización de la maquinaria agrícola son los dos factores que van a marcar la evolución futura de este sector o existen más variables? L.M.- La electrificación en el interior de las máquinas aumenta progresivamente para conseguir mayor eficiencia que con los sistemas hidráulicos. La sustitución del motor diesel por motores eléctricos, es más difícil, y depende del progreso que se produzca en la fabricación de baterías, dada la forma de trabajo de tractor en el campo (casi a plena carga, muchas horas al día...). Con la tecnología actual, para alimentar un tractor eléctrico de 250 kW que trabajara 12 horas/día al 50% de su carga se necesitaría un conjunto de baterías con un peso de 12 toneladas y un volumen de 5 metros cúbicos. Para tractores de menos de 100 CV si es posible, ya que se aprovecha la tecnología desarrollada para los automóviles, y permitirían trabajar en entornos sensibles, pero ¿a qué coste? La oferta comercial ya existe, especialmente con tractores para el viñedo en espaldera. Para la mayoría de las aplicaciones, los motores diesel de nueva generación con control de emisiones seguirán siendo la referencia, aunque se experimenta con gases combustibles, hasta que se pueda utilizar el hidrógeno y las células de combustible con costes razonables. En cuando a la automatización, hace más de 20 años que se desarrolló un proyecto en el que una segadora de forraje trabajaba de forma totalmente autónoma sobre 20 ha de alfalfa. La tecnología actual permite la autonomía total, pero no queda claro que su difusión comercial, aunque sea en pocas unidades, sea rentable por el momento. Habrá que esperar a que progrese la conducción autónoma de automóviles, desde los puntos de vista funcional y legislativo, para que se generalicen tractores y cosechadoras autónomos. Lo que sí se está difundiendo son los sistemas autónomos para facilitar el trabajo de los conductores en operaciones agrícolas de los tractores (viña) y en equipos de recolección. TI.- ¿Qué grado de tecnificación han de alcanzar los aperos para permitir una expansión de los sistemas tan avanzados que actualmente incorporan los tractores?
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