TE282 - Tierras Agricultura

Nº 282 12 COSTES Y EFICIENCIA DEL MAÍZ ¿DÓNDE SE PUEDE RECORTAR GASTOS? ¿CÓMO SUBIR LAS PRODUCCIONES? V JORNADA vidad del agua (80) es muy superior a la del aire (1) y a la de los sólidos (2-5), pequeñas variaciones en la humedad del suelo provocan cambios importantes en el valor de esta propiedad, lo que permite estimar el contenido volumétrico de agua del suelo. 3. METODOLOGÍA 3.1 Instrumentación empleada La figura 3 representa un punto de monitorización tipo. Está compuesto por tres sensores de humedad situados a diferentes profundidades y un pluviómetro para detectar los aportes de agua (lluvia o riego). Estos sensores están midiendo de forma continua y van conectados a un registrador de datos (datalogger), que almacena los datos y los envía a un servidor, de forma que se puede conocer el contenido de humedad del suelo de la parcela desde cualquier ordenador con conexión a internet. En función del suelo se determina la profundidad de instalación de los tres sensores, aunque por experiencia, una muy buena referencia para la mayoría de los casos es 15, 30 y 40 cm de profundidad. Los dos primeros, situados a 15 y 30 cm de profundidad, miden el contenido volumétrico de agua en la zona de mayor actividad radicular. El tercer sensor, colocado a mayor profundidad, mide el contenido de humedad fuera de la zona de influencia de las raíces. Si este sensor detecta un aumento de humedad, se puede actuar sobre la programación de riego, reduciendo la dosis aportada, con lo cual se evitará la pérdida de agua por drenaje y con ello se evita también la contaminación por lixiviado de nutrientes. 3.2 Ubicación del punto de monitorización Es importante la elección de la ubicación de los sensores. Para obtener la información más adecuada para el manejo del riego, se debe elegir un punto representativo, es decir, cuyas características sean las que predominen en el sector de riego. Por ejemplo, en un sector de 5 ha de terreno arcilloso, con un corro de 0,5 ha de terreno arenoso, nunca elegiremos el corro arenoso, habrá que instalar en el tipo de terreno mayoritario en la parcela. Para hacer esta elección, hay que basarse principalmente en el conocimiento de la parcela del propio agricultor, en la observación visual, y de forma más precisa, esta decisión se puede apoyar en tecnologías como las imágenes de satélite, obteniendo un mapa de zonas de la parcela (figura 4). 3.3 Instalación en campo A la hora de instalar los equipos en campo, lo más importante es que los sensores estén en íntimo contacto con el suelo. Hay que evitar que queden bolsas de aire o que entren en contacto con piedras, tratando de alterar lo menos posible el terreno. Tras realizar la instalación de los sensores, el manejo del riego se debe realizar de la forma habitual. Generalmente, después de uno o dos riegos, se pueden establecer los valores de referencia para determinar el porcentaje de agua disponible para la planta en cada momento. Figura 2. Imagen de un punto de control de la humedad del suelo en cultivo de maíz. Figura 3. Esquema de un punto de control de la humedad del suelo, con sensores distribuidos a tres profundidades.

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