TE281 - Tierras Agricultura

nº 281 91 ‘LA GESTIÓN DEL VIÑEDO EN EL INVIERNO’ II JORNADA TÉCNICA Y DE CAMPO mientras que, en viñedos asentados, el estiércol debe ser más madurado y compostado. El estiércol, además de reponer los nutrientes extraídos con la producción de uva, mejora la actividad biológica del suelo y por tanto su estructura y su capacidad para nutrir a la planta. Aumenta la capacidad de intercambio catiónico y el efecto tampón del suelo, regulando el pH. Además, absorbe calor, manteniendo estable la temperatura del suelo. Los estiércoles y compost varían tanto en el contenido de nutrientes como en su tasa de degradación dependiendo de su procedencia. Los estiércoles secos tienen muy baja tasa de degradación (sus efectos duran más), los compost mantienen una tasa intermedia y estable en los primeros cuatro años y los estiércoles frescos fermentan a una tasa alta en el primer año aportando una gran cantidad de nutrientes, pero en los años siguientes su aporte es bajo. Se debe cuidar que procedan de compost de calidad con alrededor del 1.5% de nitrógeno y aplicándose a dosis de unos 10.000 Kg por hectárea cada 3-4 años. Si el contenido en nitrógeno fuera menor, las dosis necesarias serian mayores. El estiércol en forma de pellet facilita enormemente su aplicación mediante abonadoras convencionales por lo que se ha estandarizado mucho su uso ya que, además, los fabricantes garantizan unas riquezas en nutrientes, de forma que se puede controlar mucho mejor lo que estamos aportando a nuestro suelo. Otra práctica que contribuye a la mejora del suelo es la incorporación de los restos de poda ya que con esta práctica se aprovechan una gran cantidad de nutrientes extraídos por el viñedo para la formación del material vegetal y que vuelven al suelo. La incorporación de sarmientos puede llegar a compensar cerca del 40% de la pérdida anual de materia orgánica. En el caso de tener una cubierta vegetal permanente, segarla a principios marzo en variedades de brotación temprana nos puede ayudar a reducir el riesgo de heladas primaverales y nos aporta a su vez gran cantidad de materia orgánica. En cuanto al abono órgano-mineral, como recomendación, en secano bastaría con un único abonado de fondo en el centro de las calles a finales del invierno, entre los meses de febrero y marzo. En el caso de realizarse con abonadora localizadora, que corta las raíces de desarrollo horizontal, el abonado se efectuará en calles alternas el primer año, abonando el segundo año las calles que no se abonaron el anterior y al tercer y cuarto año se cruza el abonado de calles alternas. Con esta rotación de abonado se pretende no producir un Labores de arranque de una cepa muerta. Abono en forma de “pellet”. Aportación de estiércol a un viñedo.

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