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53 Ana Beltrán, investigadora principal del proyecto y profesora de la UA. A través del proyecto de economía circular Valpipack, han conseguido desarrollar “un envase activo antioxidante a partir de corazones de piña que permite aumentar en un 15% la vida útil de productos cárnicos envasados”, explica la investigadora principal del proyecto y profesora de la UA, Ana Beltrán. Este proyecto es un ejemplo de reutilización y revaloración de restos agroalimentarios ya que, en el caso de la piña, anualmente se generan unas 435.000 toneladas de residuos que conllevan a un problema medioambiental y suponen la pérdida de 360 millones de euros. “De toda la piña que importa la Unión Europea, aproximadamente la mitad pasa a venta directa y la otra mitad se procesa. El 60% del producto generado durante esta fase de procesado se corresponde con subproductos como la corona, la piel y el corazón de la piña”, indica Beltrán. Tradicionalmente, estos subproductos de la piña se han destinado a la alimentación animal, se han eliminado como residuos en vertederos o se han quemado para producir energía. No obstante, añade la investigadora de la UA, estos subproductos constituyen una fuente potencial de sustancias de alto valor añadido que, como en el caso de la zona central, el corazón de la piña, “tiene una composición muy interesante con propiedades antioxidantes”. Gracias a la extracción de sustancias bioactivas del corazón de la piña y su incorporación en una matriz polimérica destinada a envases activos, los investigadores de la UA han validado su efecto antioxidante en productos como la carne picada. La vida útil de estos productos cárnicos es muy limitada, situándose entre los 4 y los 10 días según el producto y sus condiciones de almacenamiento. “Un aumento de la vida útil de estos alimentos puede contribuir a reducir las pérdidas por deterioro durante el almacenamiento y la comercialización y a ampliar la zona de distribución de los productos cárnicos”, matiza el catedrático de la UA y también miembro del proyecto Valpipack, José Luis Todolí. El método tradicional para maximizar la conservación de los productos cárnicos combina distintas tecnologías como las bajas temperaturas y el envasado en atmósfera modificada (conocido como MAP). Esto implica la utilización de materiales multicapa SEGURIDAD EN EL PROCESADO

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