Por Doctorando en toma de decisiones en deporte y empresa. israeloliva@israeloliva .com Actualmente, todos los sectores y en concreto el relacionado con el mundo del ciclismo se encuentran inmersos en cambios donde las empresas tienen la obligación de tomar decisiones estratégicas importantes para poder afrontar los próximos años con garantías. El mercado, los proveedores, las preferencias de los clientes y la inestabilidad política mundial han dado un giro de 180º y lo que pasa al otro extremo del mundo nos afecta directamente. Una empresa, un negocio grande o pequeño no se puede parar. Debe decidir constantemente: cambio de proveedores, aumento de precios, asociaciones mercantiles, venta de la actividad, reestructuración, internacionalizarse, adaptar el negocio a esta era tecnológica, etc. Existen inýnidad de variables a tener en cuenta y al mismo tiempo hay que luchar contra aspectos emocionales como el miedo a tomar una decisión, la incertidumbre, etc. Decidir es un acto de elegir para conseguir un objetivo. No se debe de pretender haber sopesado todas las variables para tomar una decisión. Si se pretende contemplar todas las opciones, no se decide y si no se decide no se avanza. En todo caso, los mercados, sectores y la competencia no se detienen nunca. Por suerte, el cerebro tiene mecanismos que ayuda a tomar decisiones, aunque la voluntad para ello debe de estar previamente activada. Uno de estos mecanismos son los procesos heurísticos. Son una estrategia que ayuda a tomar decisiones reduciendo el número de datos analizados, ya que existe inýnita información y no tenemos la capacidad de procesarla para hacer uso de ella y decidir. Por otro lado, también se sabe y está cientíýcamente probado que para salvar una situación o tomar una decisión hemos de decidir la acción a realizar. Y esta se basa en tener herramientas para escoger la mejor opción. El acopio de información solo se puede tener gracias a las diversas experiencias y vivencias acumuladas que minimizan el riesgo de una mala decisión. Los psicólogos llaman “Thin Slicing” o “Rebanada ýna” a encontrar la elección idónea entre las experiencias pasadas y el estímulo que estamos recibiendo en ese momento. Malcolm Gladwell, en su libro Blink, lo deýnió como “la capacidad de nuestro inconsciente para encontrar patrones en situaciones y comportamientos basados en rebanadas muy ýnas de nuestra experiencia”. Pero ¿por qué no hay que tener miedo a decidir? Porque se tiene experiencia. Y por lo tanto, se tienen conocimientos suýcientes para realizar este proceso cognitivo, este þujo de información que es tan importante para la supervivencia de la especie y del negocio. Se debe pensar que estas experiencias obtenidas y vividas, gracias a horas y horas de trabajo y de práctica, hacen que en nuestro cerebro se creen asociaciones, circuitos neuronales que quedan almacenados en el inconsciente como experiencias negativas o positivas. Por este motivo, cuando un responsable de negocio se enfrenta a una coyuntura que le obliga a decidir, ya dispone de recursos neuronales para encontrar la mejor solución. En el caso que la situación a afrontar sea novedosa, el cerebro busca circuitos neuronales creados en el pasado que tengan relación con la situación actual y la recupera, ayudando a la toma de decisión. Este nuevo escenario crea un nuevo circuito para poder usarlo en un futuro. No lo dudéis nunca, ¡hay que tomar decisiones!
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