a fondo 14 Para casi todo el mundo, sobretodo los que empiezan a correr, nadar o ir en bici, el triatlón es uno de los grandes retos a medio y largo plazo. Aunque sea la distancia más corta.Además, como pasa en deportes como el running o el bike, la media de edad de los triatletas suele ser relativamente alta, entre los 30 y los 45. Quizás la crisis de los 40 o quizás edades donde uno es más exigente consigo mismo, necesita desestresarse del trabajo y empieza a plantarse retos. Eso, y que deportes como el running o el bike son individuales y su práctica no depende de si se puede coincidir o no con otros. En este sentido no es extraño que un porcentaje muy alto de quienes que corren, nadan o van en bici tarde o temprano acaben planteándose probar con el triatlón.Así que, mientras el futuro de estas tres disciplinas esté más o menos “asegurado”, el triatlón seguirá teniendo cierto dinamismo. Y por ahora no hay sospecha alguna de que, sobre todo bike y running, vayan a perder fuelle. Cuando un deporte experimenta un fuerte crecimiento en practicantes y en ventas lo primero que debemos intentar analizar es el por qué. Y probablemente la primera razón que nos venga a la cabeza cuando pensamos en el triatlón sea que esta modalidad engloba a dos de las disciplinas que más han crecido en los últimos años (running y bike). Y con eso ya está casi todo dicho, porque ambas modalidades han “derivado” a muchos de sus practicantes al triatlón, sobre todo desde el running. En esa nueva cultura del deporte que se impuso con la crisis y que, en cierta medida, se ha mantenido hasta ahora, deportes como el running y el bike se han convertido en una rutina necesaria para muchos españoles.Y un paso lógico, para la mayoría, ha sido – o será- probar con el triatlón.Aunque sea ocasionalmente. Además, aunque a muchos les pueda parecer que el triatlón es una disciplina muy exigente y sólo al alcance de grandes deportistas, una de las razones representa ya un 20% del total. El canal A más de uno le dará la sensación de que el triatlón ha caído en picado por el simple hecho de que en los últimos años se han cerrado muchas tiendas. Y aunque el comercio suele ser un buen termómetro para conocer el estado de un sector, en el caso del triatlón, como después ha pasado con el running, el problema es que en su día las tiendas especializadas crecieron muy por encima de lo deseado. De lo que marca la demanda. Y claro, tarde o temprano las cosas vuelven a su sitio. Y eso implica cierres. Muchos. Ha pasado con el triatlón y está pasando con el running, el bike o el pádel. Así pues, y como era más que previsible, uno de los grandes batacazos dentro del mundo del triatlón -probablemente el único- se ha dado a nivel de tiendas. El crecimiento en practicantes también se tradujo, lógicamente, en un boom de las ventas. Estaba de moda, la demanda era buena, pero se exageró el potencial.Y mucho. Los que llevaban años trabajando esta modalidad ya avisaron en su día de que la burbuja estallaría más pronto que tarde. Y que ha propiciado su auge ha sido su accesibilidad. El triatlón no es sólo Ironman. Cualquiera que tenga un mínimo de preparación física (y runners, ciclistas y nadadores lo tienen) puede afrontar sin problemas algunas de las distancias más cortas (supersprint, sprint e, incluso, Olímpica) e incluso los triatlones por relevos, una buena fórmula de captación. Al nal es un problema de tiempo.Si se puede entrenar muchas horas, el reto serán las grandes distancias; si no, si tenemos poco tiempo para salir a correr, ir en bici o nadar,las distancias cortas serán más que su cientes para disfrutar de este deporte.Y de esto saben mucho los organizadores de pruebas amateurs, que en estos últimos años han jugado muy bien sus cartas y han aprovechado a la perfección las posibilidades que ofrece este deporte en cuanto a distancias. La oferta ha sido, muchas veces, exagerada (como en producto) pero desde hace algunos años las cosas se han racionalizado y oferta y demanda se han ajustado bastante. A todo el mundo le gusta ganar dinero organizando pruebas… y a nadie le gusta perderlo. Las pruebas populares son el mejor termómetro para saber cómo marcha un deporte a nivel de practicantes. Y en el caso de triatlón, en un tiempo relativamente rápido, las pruebas empezaron a multiplicarse exponencialmente por toda la península. Y se colgaba el cartel de completo a las pocas horas de abrirse inscripciones. Después de unos años donde se rozó lo exagerado, las cosas han ido cambiando un poco -porque la demanda bajó y, también por temas burocráticos- pero el intenso calendario nacional sigue siendo un perfecto re ejo de la buena salud de la que goza este deporte a pesar de los reajustes que se hayan podido dar a nivel de practicantes… y en la oferta. También destacar la participación femenina, con un buen número de licencias, más que en ciclismo, que La superación personal emergió casi como un imperativo, y en este nuevo panorama, uno de los retos más tentadores fue, sin duda, el triatlón
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