más peso que nunca debido a la situación climática, y la bicicleta jugará un papel esencial en la movilidad cuotidiana del futuro. En países como Holanda o Dinamarca el uso habitual de la bicicleta está más que extendido en toda la sociedad, y países europeos se están poniendo las pilas para hacer que sus ciudadanos empiecen a pedalear de manera segura,cómoda y efectiva. Francia, un ejemplo a seguir En Francia, por ejemplo, existe la iniciativa del “Club des Villes et territoires cyclables”, una red de ciudades “bike friendly” y autoridades locales fundada en 1989,que cuenta con 220 miembros que representan más de 1.500 ciudades. Francia, el modelo a seguir para mejorar la movilidad en bicicleta La bicicleta urbana va ganando adeptos con los años en España. Según el Barómetro de la Bicicleta 2019, la bicicleta ha sustituido al coche o la moto en más del 40% de los trayectos cotidianos en ciudades, lo cual, sumado a un cada vez más importante uso de sistemas de bicicleta pública en las principales urbes, indica una tendencia al alza en la popularidad de este medio de transporte. La bicicleta, sin embargo, sigue siendo percibida como una actividad deportiva antes que como un método de transporte eficiente y habitual. Prueba de ello es que, según un estudio de AMBE en el cual se muestra el volumen total de bicis vendidas en España durante 2018, la modalidad más popular entre los usuarios, con mucha diferencia, fueron las Mountain bikes, con más de 409.030 unidades vendidas. Las Urban registraron 122.518 unidades vendidas, y aunque sus ventas fueron superiores a las Road o las eBike, estas cifras quedan muy por debajo de las conseguidas por las BTT, la favorita para aquellos que utilizan la bicicleta como una actividad de ocio deportivo. En España aún queda recorrido para hacer de la bicicleta un medio de transporte de uso cotidiano. Francia estaba en una situación similar, y con una mayor implicación de las administraciones locales y estatales, ya están logrando resultados positivos. Francia está impulsando la creación de autopistas ciclables que conecten diversas poblaciones Franc a vehículos no motorizados y peatones, cuya red ya supera los 15.000 kilómetros, y con el objetivo de llegar a los 30.000 km en 2030. Este tipo de iniciativas están impulsadas desde los ayuntamientos, se unen a otras que se llevan a cabo juntamente con el sector privado. Por ejemplo, en 2016, una veintena de municipios llegaron a un acuerdo con 132 empresas para que sus empleados fueran recompensados económicamente por desplazarse hasta lugar de trabajo en bicicleta. La remuneración fue de 0’25 euros por km, lo que, haciendo una media de la distancia recorrida por cada trabajador, supondría más de 200 euros al año. La iniciativa, que se propuso como un experimento, fue exitosa, ya que la ocupación de las plazas de aparcamiento de bicicletas en estas empresas aumentó un 80%. Por último, el gobierno francés invirtió en 2018 más de 350 millones euros en el “Plan Vélo”, destinado a promocionar y mejorar el uso cotidiano de la bicicleta, con iniciativas como por ejemplo la creación de programas escolares para educar a los más jóvenes sobre las ventajas y los beneficios de moverse en bicicleta. Iniciativas así pretenden extender la cultura de la bicicleta en un país en el cual no estaba tan presente hace unos años. España debe seguir el mismo camino La situación de la movilidad en bicicleta desde la cual partió Francia no dista en exceso de la que encontramos en España. Países muy extensos en superficie, con grandes urbes y con algo menos tradición ciclista respecto a los países nórdicos. Sin embargo, si nos fijamos en la situación de España, veremos que, aparte de urbes como Barcelona, Vitoria o San Sebastián, en las cuales El gobierno francés invirtió en 2018 más de 350 millones euros en promocionar el uso cotidiano de la bicicleta El f go de la La bicicleta sigue siendo percibida como una actividad deportiva antes que como un método de transporte La sie bic nd El nuestro es un país en el que el cicloturismo gana más adeptos cada año, pero que tiene una asignatura pendiente: el uso de la bicicleta como medio de transporte habitual. La cultura de la bicicleta no sólo se fomenta saliendo a rodar cada fin de semana como una actividad de ocio o ejercicio, sino percibiéndola como una alternativa al uso de los vehículos motorizados que permita acercarnos a nuestras actividades cuotidianas, como ir al trabajo o a estudiar. El transporte sostenible está ganando 11 a fondo La unión, como es habitual, hizo la fuerza, y esta plataforma logró formar en 2016 un grupo parlamentario centrado en el ciclismo, con el objetivo de estudiar y aprobar medidas que favorezcan la movilidad en bici en el país. Los resultados no tardaron en llegar, y en el mismo año, algunas ciudades lograron reducir el límite de velocidad de vehículos motorizados a 30 km por hora, incentivando así la reducción de desplazamientos en coche, además de incrementar la seguridad para los usuarios de bicicletas y peatones. Además, desde 2017, Francia está impulsando la creación de autopistas ciclables, es decir, carriles bicis más anchos que conecten diversas poblaciones. En 2020, se prevé que hayan sido construidos 40 kilómetros de estos carriles bicis interurbanos. Además, también se crearon las “Voie verte”, o vías verdes,carreteras exclusivamente reservadas
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