TB31 - TradeBike 31 - Especial Urban + eBikes

5 editorial Miquel López-Egea Redactor jefe miquel@tradebike.es El Uber ciclista Tradebike&tri defiende la pluralidad y la plena libertad de opinión, y de acuerdo con esta política admite cualquier tipo de colaboración coherente con los contenidos de la revista. No obstante, no se hace responsable de las opiniones expresadas por sus colaboradores ni de las consecuencias de cualquier tipo que de ellas se deriven, ya que dichas opiniones se entienden siempre a título personal y bajo entera responsabilidad del autor. AYÚDANOS CON tus sugerencias: redaccion@tradebike.es opinión Jaume Ferrer Editor jferrer@tradebike.es eBikes: Potenciar el potencial Las eBikes son, sin duda, una de las categorías con mayor potencial del universo bike. Las ventas han mantenido una muy buena progresión en los últimos años, pero también es cierto que el excelente ritmo que llevaban desde hace 5 ó 6 años se ha visto algo frenado este pasado 2017 por la menor evolución de la gama urbana, a pesar de que nadie duda que este tipo de bicicletas será clave en el futuro a corto y medio plazo de las marcas… y de las tiendas. A menudo solemos asociar equivocadamente las eBikes con bicicletas urbanas. Sin embargo, las ventas de 2017 han confirmado una tendencia que ya se dejó entrever en 2016: el fuerte crecimiento de las MTB eléctricas, sobre todo de las gamas medias y altas. Y esta tendencia se mantendrá con fuerza este 2018. Los recelos que en su día despertaron este tipo de bicicletas han quedado atrás y en apenas 3 años el perfil de usuario ha cambiado radicalmente. Lejos queda esa idea de que las eMTB eran para viejos o bikers fuera de forma… Y una clara demostración de este cambio la tenemos en una reciente encuesta realizada por el portal Tavalum, Es necesario que, de manera inmediata, se regulen las flotas privadas de bicicletas de alquiler donde 1 de cada 3 practicantes habituales de MTB confesaban su interés en, más pronto que tarde, pasarse a un modelo eléctrico. Quizás no sea en este 2018, pero lo que es obvio es que el crecimiento de las eléctricas de montaña será, a corto y medio plazo, el que empuje con mayor fuerza las ventas en la vertiente más técnica del bike. Dicho esto, y volviendo a un plano más urbano, es obvio que el gran boom de las eléctricas tiene que darse en las llamadas urban ebikes.Las eMTB van a crecer sí o sí,y seguramente lo hagan de forma considerable (teniendo en cuenta de dónde venimos), pero el gran volumen hay que obtenerlo en las bicicletas urbanas. Es aquí donde el cambio puede marcar el futuro del sector. El potencial de usuarios es infinitamente más grande. El problema es que también lo son las barreras. Algunas de estas barreras, las que dependen única y exclusivamente del sector, ya las estamos solucionando con más o menos agilidad (oferta, calidad, servicio, garantías, taller…), el problema es que hay otros muchos factores que, no solo no dependen del sector -al menos no directamente- sino que, además, son un freno importante para el desarrollo de esta categoría. Para que las eléctricas ganen protagonismo como bicicleta urbana es importante que las administraciones den un paso al frente. En movilidad, en financiación y, sobre todo, en protección frente a las sustracciones. El precio es un factor bastante determinante, es obvio, pero lo es mucho más la posibilidad de que, habiendo hecho esta inversión, nos podamos quedar sin bicicleta. No se si hay encuestas fiables al respecto, pero estoy convencido de que una de las grandes razones por las que sigue habiendo gente tan reacia a moverse en bicicleta (eléctrica o no) por la ciudad es el miedo a que se la roben. Entre unos y otros, entre marcas, tiendas y administraciones, hay que buscar soluciones a esta problemática. Mejorando los sistemas antirrobo, con un control más estricto del parque de bicicletas (y de la venta de segunda mano), con aparcamientos más seguros… Lo que sea para conseguir que esos miedos desaparezcan. Si no, el gran potencial de las eBikes urbanas se difuminará con el tiempo. En 2016 se vendieron en España 40.000 eBikes, mientras que en Alemania se alcanzaron las 600.000 Es nec quiler Toda iniciativa que fomente el uso de la bicicleta es buena, incluso los sistemas privados de bike sharing. Aunque con muchos peros. Son un sector que amenaza a los operadores públicos de bicicletas compartidas, al sector ciclista, a los peatones y a los ciclistas que tienen bicicleta propia. Por lo tanto, es necesario que, de manera inmediata, se regulen las flotas privadas de bicicletas de alquiler. Estas apps son muy famosas entre los turistas ya que les permite alquilar una bicicleta desde el móvil sin problemas ni casi requisitos, solo con una tarjeta de crédito. Pero no debería ser así. En todo caso, el alquiler debería hacerse a través de una tienda o de un taller especializado que garantizase una buena calidad del servicio. Iniciativas como Travelbike, por ejemplo, bicicletas de alquiler eléctricas y de calidad, son totalmente lo contrario a lo que se propone a través de estas apps. Y además una iniciativa de este tipo sí da beneficios al punto de venta. La administración debe limitar el uso de los aparcamientos de bicicletas privadas y las empresas de bike sharing deben penalizar a aquellos usuarios que hacen un uso indebido de la bicicleta porque no nos podemos encontrar una infinidad de bicicletas abandonadas. Las bicicletas son buenas para el medio ambiente y la movilidad sostenible, pero no pueden convertirse en un caos. Una situación de este tipo jugaría en contra de la imagen de la bicicleta y, en los tiempos que corren, es lo último que necesitamos. Por este motivo, en Ámsterdam, capital ciclista, se han prohibido. Solo les faltaría esto ahora… Dichos sistemas que, como Uber o Cabify amenazan el sector taxi, a diferencia de los operadores públicos, ofrecen precios más asequibles y descuentos. Obviamente sin licencia. Pero, por ejemplo, en una ciudad como Madrid, se ofrecen bicicletas baratas sin marchas ni cambios que son inútiles para subidas.Además, las empresas carecen de un sistema de redistribución de bicicletas. A día de hoy, el bike sharing público ha sido un servicio público que, como se ha demostrado, ha potenciado la compra de bicicletas, pero al entrar operadores privados, este modelo puede quedar en jaque. No solo hay peligro de masificar el espacio público sino que tantas bicicletas compartidas podrían suponer otra amenaza para todos los vendedores de bicicletas. Un exceso de oferta nunca es bueno para nadie. Aunque hay que decirlo: son empresas que si no cambian su manera de hacer, tendrán un recorrido corto porque, al final, la calidad es lo que perdura. Por suerte, dentro de unos años, veremos que es solo otra moda temporal y que el bike sharing privado se reestructurará haciendo solo un poco de competencia a la bicicleta pública, que está regulada, controlada y que tiene aparcamientos propios y un muy buen servicio detrás. Hay que estar atento a este sector antes de que sea demasiado tarde, porque aunque la teoría sea muy buena y lógica, la práctica podría tener consecuencias nefastas para todos. Una movilidad compartida debe ser segura, confiable y cómoda.

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