La fábrica En la fábrica encontramos una sala de impresión donde se imprimen los diseños sobre papel a tamaño real para después transferir la tinta sobre la ropa. Existen varias impresoras, una de ellas exclusiva para imprimir en colores flúor, puesto que es una tinta que caduca y requiere una maquinaria especial. De forma paralela, llegan cortadas las piezas que integran las prendas y en la fábrica se agrupan atadas a un cordel. Se procede al proceso de sublimación, en el que una máquina prensa la tela con el papel impreso mediante calor y se transfiere, así, el color al tejido. Este proceso se realiza unas 1000 veces al día, traducido a 1000 prendas diarias. Nuevamente se clasifican las prendas por piezas para llevarlas a costura. Seguidamente, un grupo de sastres procede a coser todas las partes manualmente para crear la prenda. Algunos empleados se encargan de ciertas piezas, como por ejemplo los que se ocupan de las badanas o los mono de triatlón, ya que requieren un trato más especializado. Una vez confeccionada la prenda, pasa a ser supervisada, donde se controla que no haya hilos o desperfectos. En este proceso se aseguran que el producto esté en perfectas condiciones ya que una costura mal hecha podría suponer una rozadura innecesaria para el deportista. Pasado este control, el producto es llevado a otras instalaciones que cuentan con unas poderosas planchas que dejan el producto listo para su distribución. Acto seguido, es etiquetado, doblado y metido dentro de una bolsa de plástico. Para finalizar, se traslada de nuevo al centro de logística, desde donde será distribuido. TB 83
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