Artesano del gravel Eliseu T. Climent da forma a su pasión tras una vida paralela al gravel La vida tiene mucho más sentido cuando aquello que hacemos sale de nuestro interior, pasión y manera de entender la existencia; más allá de la imposición establecida por el entorno y las constantes influencias que nos rodean. En el caso de Eliseu T. Climent (Valencia, 1968), a los 14 años ya tenía muy claro que su bicicleta ideal era aquella donde pudiera viajar junto a sus alforjas tanto por asfalto como por tierra en busca de carreteras pequeñas y enlaces entre pueblos por pistas. Con una bicicleta de acero de carretera y cubiertas de ciclocross era feliz, muchos años antes de que se popularizara el término americano llamado “gravel”. Luego, ni la llegada masiva del mountain bike en nuestro mercado haría descarriar a Climent de su visión sobre el ciclismo total. La historia de Climent va en paralelo al desarrollo del gravel. En el año 2000 y con su primera bicicleta de ciclocross cruzaría la cadena montañosa de Sierra Maestra, en la región suroriental de Cuba; así como estuvo un mes pedaleando por la República de Benín, en África. “No había nada de asfalto y la polivalencia de esa bicicleta me permitía rodar por todo el mundo. Empecé a probar hasta dónde llegar con esa bici.” Hasta el punto que incluso participó y acabó la Pedals de Foc con una bicicleta de ciclocross. Eliseu T. Climent sacó sus conclusiones: “necesito una bici tipo ciclocross pero menos nerviosa, con rueda más ancha y freno de disco.”. A partir de allí, empezó a diseñar sobre el papel la bicicleta de sus sueños, “con una potencia más corta, menos rígida, con manillar caído para tener tres posiciones para agarrarse y no sufrir las limitaciones del manillar de mountain bike.” . Ese concepto se parecería mucho a lo que hoy en día entendemos como bicicleta de gravel. Y el sueño se hizo realidad cuando, tras un largo curso de formación en Italia, diseñó y construyó su primera bicicleta de gravel. Climent recuperaría ese ciclismo que nunca había acabado y un año más tarde crearía su propia marca: Gravel Cycles. Climent es un artesano del gravel. No concibe sus bicicletas como algo barato y de obsolescencia programada; todo lo contrario, realiza “trajes a medida” con acabados y componentes de calidad. Siendo un objeto que transmita algo al comprador y se adapte exactamente a sus necesidades; por ello, el público que quiere una Gravel Cycles acaba teniendo una relación muy humana con Eliseu T. Climent: “No sólo hacemos lo que nos pide el cliente sino que también le ofreces parte de tu filosofía para aportarle algo más a lo que será su futura bicicleta; es decir, yo quiero que mi cliente valore el territorio por donde pasa. Por Adrià Julià Equipo Tradebike&Tri "Polivalencia y experiencia geográfica al viajar sobre pedales son fundamentales en el gravel" - ESPECIAL ROAD - 20 TB
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