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La UCI suspende el uso del freno de disco tras el accidente de Fran Ventoso en la París-Roubaix Como el paso de una estrella fugaz. Esto es lo que ha durado el freno de disco en carretera. Se usó por primera vez en la pasada Vuelta a España y después del aparatoso accidente de Fran Ventoso en la París – Roubaix, las reacciones no se han hecho esperar. Primero fue la UCI, quien el pasado 14 de abril decidió suspender el uso del freno de disco en las carreras profesionales de carretera hasta que no se pueda garantizar la seguridad de los corredores. Según dijo el presidente de la Comisión Equipo UCI, Tiedemann Hansen, “la UCI ha iniciado los trámites para llevar a cabo una suspensión cautelar en el uso de frenos de disco para bicicletas de carretera en competiciones tras los accidentes acaecidos en el transcurso de la París-Roubaix”. Tras los pasos de la UCI, los siguientes en tomar cartas en el asunto fueron las federaciones ciclistas de Francia y España. El pasado 23 de abril, la Federación Francesa de Ciclismo (FFC) decidió prohibir el uso de los frenos de disco en todas las marchas cicloturistas que se celebren en Francia a partir de ahora, incluyendo dos de las grandes citas a nivel mundial como son La Etapa del Tour y La Marmotte. La decisión de la FFC ha llegado después de que las compañías de seguros francesas no quieran asumir ningún riesgo por las demandas que podrían recibir por los ciclistas en caso de caída. Dos días más tarde, la Federación Española de Ciclismo seguía los pasos de su vecino y prohibía también los frenos de disco en las marchas cicloturistas españolas. “En ningún momento, en ningún instante y bajo ninguna circunstancia temporal y/o transitoria la RFEC ha autorizado o permitido el uso de frenos de disco en todos y cada uno de los eventos federados de carretera organizados bajo su amparo”, ratificaban. La marcha cicloturista más importante, Quebrantahuesos, también emitió un comunicado en el que afirmaba que no permitiría ninguna bicicleta con freno de disco. Sin embargo, la Comisión Delegada de la RFEC se reunió días más tarde y explico que “en relación a los eventos federados no competitivos de carretera adscritos al título 15, que hace referencia a las pruebas de ciclismo para todos-marchas ciclistas, que en los mismos no existe restricción sobre el uso de frenos de disco” pero que “se recomienda que no se utilicen dispositivos o elementos accesorios que puedan suponer un elemento adicional de riesgo para los participantes en los eventos federados no competitivos de carretera de ciclismo”. Hay quién no se ha tomado demasiado bien las decisiones de la UCI. En Gran Bretaña, los medios locales estaban recogiendo las quejas generalizadas de los aficionados que pretendían correr en las carreras españolas y francesas con sus bicicletas con frenos de disco. Ante las recientes prohibiciones estos aficionados se encuentran con el problema de no poder rentabilizar sus bicicletas y la necesidad, si quieren correr las cursas, de adquirir otras bicis sin el polémico freno de disco. Por este motivo, se les ha tenido en cuenta. Todas estas medidas y reacciones han llegado después de que la Asociación de Ciclistas Profesionales (ACP) hiciera su petición formal después del accidente que sufrió Fran Ventoso. Precisamente, el corredor español difundió hace unos días a través del departamento de prensa del Movistar Team, una carta abierta en la que criticaba duramente como se ha gestionado el tema hasta el día de su accidente. En dicha carta se preguntaba si “de verdad alguien pensaba que no iba a suceder, si de verdad nadie pensó que son peligrosos, que cortan, que son auténticas cuchillas gigantes”. “¿Qué sucederá cuando haya 396 discos en una carrera donde los 198 ciclistas peleamos por la posición y las caídas son inevitables?”, reflexionó. “Los discos nunca deberían haber llegado al pelotón profesional, al menos como los conocemos hasta este momento. Al menos hasta que cuenten con sistemas de protección y seguridad que no los conviertan en auténticos cuchillos instalados en las bicis”, afirmó. “Son cuchillas, que a ciertas velocidades se convierten en auténticos machetes. Hay carreras en las que alcanzamos velocidades máximas de 80, 90 e incluso 100 kilómetros por hora. Yo he tenido suerte: es solo la pierna, solo músculo y piel. ¿Os imagináis 48 TB Hay quién no se ha tomado demasiado bien las decisiones de la UCI.

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