Nosotras y los sillines Ya no nos pilla de sorpresa comprobar el cada vez más extendido uso de la bicicleta entre nosotras, ya que es un hecho que venimos observando desde hace unos años hasta esta parte. Somos cada vez más las chicas que tomamos la salida todos los fines de semana en competiciones de mtb, carretera, triatlón, critériums de piñón fijo...Y ni que decir tiene que dentro del entorno urbano, somos, seguramente, las más concienciadas en el uso de la bici. Al mismo compás de crecimiento se encuentra la industria de la bicicleta, hasta el nivel de que ha sido una de las pocas a nivel mundial que no se ha visto afectada por la crisis económica de los últimos años. Empresas que han comprobado ese crecimiento del uso de la bici por parte de mujeres, pero que sin embargo no se ha traducido en el desarrollo y comercialización de productos especialmente pensado para nosotras, al menos de una forma generalizada. Pero si de entre los miles de productos que produce esta industria, existe un elemento que forme parte de la bicicleta que despierte amores y odios a partes iguales, ese es el sillín.Y si Vd. comenzó a leer este artículo creyendo que iba a encontrar la solución definitiva con el sillín perfecto, sentimos decirle que no, que se ha equivocado, porque de hecho no existe. Nos atrevemos a decir que incluso hay muy pocas cosas en el mundo tan subjetivas como un sillín. O dicho de otro modo, y perdonen la vulgaridad; "cada culo es un mundo". Porque lo que para unas puede ser un asiento ideal y comodísimo para hacer kilómetros sin fin, para otras se puede convertir en un auténtico potro de tortura. Pero como todo en la vida, comencemos desde el principio. Cuando rodamos sobre nuestra bicicleta, existen tres puntos de apoyo: manillar, pedales y sillín. Y sobre este último recae aproximadamente el 50% de nuestro peso. Si a todo ello sumamos que sobre este componente apoyamos una zona corporal mucho más delicada que en el resto, obtenemos que se trata claramente del principal punto de apoyo y nexo de unión que tenemos con nuestra bici, y como tal, hay que darle la importancia que se merece para elegir el modelo que mejor se adapte a nuestra fisionomía. Porque los problemas genitales producidos por esta elección no son sólo terreno vedado para los hombres. Para nada. Las mujeres también los sufrimos, y os vamos a hablar de ello. Se considera un buen sillín aquel cuya superficie de contacto es más extensa para, con ello, una vez sentados, distribuir todo nuestro peso en un mayor área posible, reduciendo así la presión en sólo una zona concreta. Sin embargo, y a diferencia de lo que piensa mucha gente al respecto, esa mayor superficie de apoyo es proporcionada por la propia ergonomía del sillín, y no por el hecho de que sea más grande o más ancho. No menos importante es detallar que esas superficies deben estar en contacto con las zonas de nuestro cuerpo con las que deben estar, y no con las que nos pueden perjudicar de alguna manera. Porque nuestra área genital (y la de los hombres) debe quedar al margen de esa presión todo cuanto sea posible, para que la mayoría del peso recaiga sobre los huesos isquiones. La pelvis masculina y femenina se diferencia por la anchura del arco púbico o canal de parto en las mujeres Entre un 15 y un 20 por ciento de nosotras sufrimos adormecimiento vaginal después de la práctica ciclista 30 TB - ESPECIAL MUJER -
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