TB13 - TradeBike 13 - Especial Triatlón + Nutrición

Ironman de Lanzarote: luchando contra el viento Este era mi sexto Ironman y mi segunda vez en Lanzarote. A pesar de haberme enfrentado ya unas cuantas veces a esta distancia y a este tipo de prueba, los nervios estaban allí. Siempre tienes tus dudas y tus temores en pruebas de esta durada y, tocando tres disciplinas tan diferentes siempre hay muchos factores que pueden variar y afectar profundamente a tu rendimiento y al disfrute de la carrera. Este año una de mis dudas estaba en la natación, una caída en navidades con un fuerte golpe en el hombro no me ha permitido entrenar y nadar todo lo que hubiera querido. Uno de los propósitos de principio de año, aquel famoso curso de perfeccionamiento de técnica de Crol que tenía previsto para los meses anteriores a la prueba no fue posible, otro año será. Por el contrario, había pedaleado mucho y participado en diferentes pruebas a modo de entreno (GF NY-Barcelona, TRILimit distancia half y la Polar GF La Mussara) y las sensaciones eran buenan. El jueves, al llegar a la isla, todos fuimos conscientes de cuál sería el gran rival a batir este año, el fuerte viento que soplaba en Lanzarote. Del aeropuerto nos dirigimos hacia La Santa (para los que no lo conozcáis, es un resort con espectaculares instalaciones enfocadas a la práctica del deportes y al entreno) a acreditarme y a recoger los dorsales. Allí pudimos ver la Expo, este año más completa y con una espectacular muestra de “cabras” de diferentes marcas. Una vez con la documentación en regla, fuimos hacia el hotel, en el mismo Puerto del Carmen, este año muy cerca de la salida. El trayecto nos confirmó que el aire soplaba mucho, muy fuerte, y además en todo la isla; y las previsiones no eran de mejorar, y, efectivamente, no cesó hasta que nos marchamos. El viernes recogimos las bicis que BikeTransport nos había traído hasta Lanzarote, un servició realmente cómodo y eficiente. Preparamos las bolsas de las diferentes transiciones, pasamos verificaciones y descansamos el resto del día. Y el viento sin aflojar. La hora de la verdad El sábado vimos salir el sol en la playa, embadurnados de vaselina, enfundados en nuestros neoprenos, gorritos y gafas. Viento y más viento. Tomamos la salida a las 7h 1.633 participantes, con un largo día por delante. En la sección de natacióneste año decidí ser más conservador en la salida e intentar evitar el agobio del año pasado, y lo logré, a pesar de que los metros iniciales hasta la primera boya no se libra nadie, bueno quizás los 10 primeros. Patadas, golpes y empujones son siempre el inicio, una vez superada la primera boya empecé a encontrar mi espacio y a coger mi ritmo. A diferencia del año pasado, el agua estaba bastante más movida debido al viento, la estrategia de la salida me permitió realizar las dos vueltas al circuito mucho más cómodo que la última edición, lejos de tantos golpes y agobios, eso sí todo tiene un precio y según el Garmin Forerunner 920XT nadé cerca de 300 metros adicionales... Finalmente, salí del agua, y a la carrera, a buscar la bolsa de transición. Fuera neopreno, casco, gafas, calcetines, zapatillas de ciclismo, cargar geles, al salir de la carpa de transición te cogen la bolsa y fui a por la bici. Bicicleta en mano y a la carrera hasta la salida de la sección bike, me monto y a pedalear, que viento. Los primeros 30 kilómetros me costó coger el ritmo, como todos creo, era mejor pedalear, pasar kilómetros y no pensar demasiado. Poco a poco fui cogiendo ritmo y los paisajes, cada vez más bonitos, ayudaron a ello. A partir del kilómetro 50 ya me encontraba muy cómodo, pedaleando con fuerza y animado, comiendo trozos de barrita y plátano cada media hora y bebiendo agua y bebida energética para facilitar la ingesta. El recorrido es duro, 180 km´s con 2.600m de desnivel, y el fuerte viento no ayuda, pero es un Ironman diferente, realmente muy bonito, el más bonito que conozco con los tramos siempre espectaculares del Timanfaya, el mirador de las Salinas o el mirador del Rio por ejemplo. Sobre el km 110 y después de una larga bajada sufrí un pinchazo en la rueda trasera, el primero en los 6 Ironman que he disputado. Siempre había pensado que sería una gran p***** y que podía mimbar la moral de cualquiera, pero lejos de esto me lié rápido con la reparación y en menos de 5 minutos y con ayuda de un botellín de aire comprimido, tenía el pinchazo reparado y pedaleaba con rabia por una subida buscando recuperar las plazas perdidas. Motivación pura. En estas pruebas cuando ya llevas unos cuantos kilómetros sueles controlar a unos atletas que llevan ritmos similares al tuyo y te motiva a alcanzarlos o que no te pasen, hay que buscar distracciones para mantenerte concentrado y motivado. Los últimos 30kms son la mayoría de bajada por una carretera estrecha y llena de curvas muy divertida, aprovecho para tomarme un Recovery y un par de BCAA´S para ir preparando el maratón. Al llegar a Puerto del Carmen, el ambiente empieza a ser explosivo. Los últimos metros hasta la transición pedaleas de pie para ir acostumbrando al cuerpo al cambio de postura, y pasas por el lado del tramo del maratón, donde ya ves a la gente corriendo y muchísimo publico animando. Bajas de la bici, entras en la transición, un voluntario te coge la bici, te sientes como si fueras un autentico pro. A pesar del viento y el pinchazo estoy contento y motivado, 15 minutos más que el año pasado, pero con muchas más incidencias. Bolsa de transición, cambio de zapatillas, casco por gorra, más geles, crema solar y a correr el maratón. El inicio de cada sección siempre es delicado por el cambio de grupos musculares. - ESPECIAL TRIATLÓN - 20 TB

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