liar. Para según qué cosas, son familia; para según qué otras, no. Si la empresa va mal, son «uno más de la familia» y debe aportar todo el esfuerzo posible para salvarla; si la empresa va bien, generan desconfianza. En cuanto a los trabajadores, no pertenecen a la familia, pero lo saben todo sobre ella. Pero al mismo tiempo es un tema tabú, del que se niegan a hablar. En pregunta dirigida desde el público acerca del mejor momento para dejar la empresa al hijo, Inma Puig contestó que «cuando considere que está preparado», añadiendo que el papel del padre a partir de este momento es estar y no estar, es decir, apoyar en todo lo que pueda al hijo, pero al mismo tiempos dejarle la iniciativa, en un difícil equilibrio en el que «cada uno debe encontrar su lugar». Juan Merodio, experto en marketing digital, habló en su conferencia «Del social media al global media», patrocinada por Global PRL, de la necesidad de que empresas y empresarios se adapten al cambio para no quedar relegados. «Se ha producido un tsunami digital que está arrasando con los modelos tradicionales», señaló. Ya no vale lo de antes porque el consumidor tiene otros gustos y las empresas nuevas aspiraciones. No hay más remedio, por lo tanto, que transformarse porque sólo los que se adapten a esos cambios sobrevivirán. El objetivo del Marketing 2.0 es la sat isfacción de los clientes. «¿Por qué te eligen a ti? Por hacer algo distinto». Las redes sociales son un buen instrumento para ello, pero antes de nada el conferenciante sugirió definir un perfil de cliente que permita llegar a él. La empresa que quiera estar en las redes sociales debe buscar la seducción de los clientes, desarrollar una buena comunicación interna, rodearse de los mejores y trabajar siempre con profesionales. Y hay que definir una estrategia para aprovechar todos los recursos y oportunidades de las redes sociales (Facebook, Twitter, Linkedin, Youtube, etc.). Juan Merodio los enumeró: Saber para qué se transmite un mensaje, es decir, insertándolo dentro de un plan global, recogiendo el feedback de los clientes (pues, al fin y al cabo, son quienes mejor conocen la empresa) y haciendo marca (branding). «Coopetencia» (competencia+colaboración). A veces, es bueno establecer alianzas con la competencia. Segmentación de los clientes (quiénes son, dónde están, qué les gusta…) Promocionar, hablar de nuestra empresa, de nuestra marca. De la comunicación debe encargarse un profesional, en ningún caso, un aficionado. Seleccionar los canales que se van a utilizar. No todos son idóneos para nuestra empresa. Para los instaladores, por ejemplo, puede ser importante Youtube, porque permite visualizar los servicios y trabajos que ofrecen. Contar una historia (storytelling), no para hablar del producto, sino para conectar con la parte emocional del consumidor. Aprovechar las redes sociales para realizar acciones promocionales Utilizar el método de medición de resultados (ROI) para conocer la rentabilidad de nuestras acciones. Juanma López Iturriaga, ex jugador de baloncesto y comentarista deportivo, argumentó que la clave del triunfo, sea de un equipo o de una empresa, es la energía. A la energía como visión ilusionante de la vida, el conferenciante opuso la visión de la gente pesimista, que se queja de todo, «boicoteadores profesionales». La ilusión debe ser compartida y la decisión de compartir la ilusión debe ser, a su vez, libre, no impuesta. López Iturriaga describió las cuatro aristas de lo que definió «el diamante virtuoso de la energía triunfadora». Estilo de juego y relaciones que permiten superar las dificultades Ideas propias que acaban siendo compartidas por todos (jugadores, clientes) Desarrollo del talento. La línea de estilo debe promover el talento y estimular el aprendizaje. E independientemente de las responsabi l idades ajenas, hay que asumir las propias. Fluidez colectiva, que comprende protagonismo compartido, respeto y reconocimiento, humildad y generosidad, práctica de la gratitud y flexibilidad para el encaje. Pues todos influimos en el resultado final. La energía triunfadora es aquella que, en un entorno adecuado, es positiva, alineada con los demás, enfocada a objetivos y eficaz, y que, por todo ello, genera felicidad y autoconfianza. Por último, López Iturriaga aconsejó vivir sin los tres «sin»: sin nostalgia del pasado, sin victimismo en el presente, sin miedo al futuro. En la clausura del Congreso, Javier González de Lara, presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía, reflexionó sobre el nuevo tiempo que se abre a partir de ahora, en el que hay que recuperar la senda del crecimiento y del bienestar, y de la capacidad de inversión. Para lo primero, hay que aplicarse en una serie de valores: esfuerzo, tesón, mérito y transparencia. En lo segundo, habría que despejar algunas incertidumbres, como la reforma de la fiscalidad, el acceso al crédito bancario, la modernización de las relaciones laborales y la creación de un marco normativo para un mercado de trabajo más dinámico, porque el sector, a juicio de Javier González de Lara, está excesivamente regulado. ¿Qué necesitamos para salir de la crisis?, se preguntó el presidente de los empresarios andaluces. Respuesta: empresas más grandes e internacionalizadas, una financiación estable y una administración públ ica transparente y reducida, que simplifique la burocracia para permitir un mayor dinamismo inversor. Más que cambiar el modelo productivo, hay que hacer más productivo el modelo, concluyó González de Lara, pero de manera natural, no dirigida. La próxima cita será en Murcia, donde se celebrará el Congreso 2015 de CONAIF. 61 SANITARISTA'S
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