9 LOGÍSTICA (TAPA), los robos a la carga durante el transporte y almacenamiento han aumentado en un 16% en los últimos años en Europa, con especial incidencia en España. Este tipo de incidentes no solo provoca pérdidas económicas directas, sino que también puede dañar la reputación de la empresa. En ciertos sectores estratégicos, como el farmacéutico o el de productos químicos, la cadena de suministro también está en riesgo de ser objetivo de actividades terroristas, con la intención de desestabilizar o manipular productos con fines maliciosos. Para contrarrestar estas amenazas, muchas empresas están invirtiendo en seguridad reforzada en puntos críticos, como centros de distribución y rutas de transporte vulnerables. La pandemia de COVID-19 ha puesto de manifiesto la fragilidad de las cadenas de suministro globales frente a eventos imprevistos. Durante 2020 y 2021, muchas empresas experimentaron interrupciones significativas debido a cierres fronterizos, escasez de mano de obra y restricciones en el transporte internacional. Aunque la pandemia fue una circunstancia excepcional, desastres naturales como terremotos, inundaciones y huracanes también representan riesgos considerables imposibles de predecir. Un ejemplo claro fue el colapso de la cadena de suministro global durante el bloqueo del Canal de Suez en 2021, cuando el buque Ever Given quedó varado y detuvo el tránsito marítimo durante seis días. Este incidente afectó a millones de toneladas de carga y evidenció la vulnerabilidad de rutas logísticas clave ante eventos inesperados. TECNOLOGÍAS Y ESTRATEGIAS DE SEGURIDAD La evolución de la tecnología ha proporcionado herramientas “poderosas” para optimizar y mejorar la seguridad en la cadena de suministro. Las empresas están invirtiendo en soluciones innovadoras que permiten mitigar riesgos, mejorar la visibilidad de la cadena y anticiparse a posibles amenazas. El Internet de las Cosas (IoT) ha revolucionado la forma en que las empresas monitorizan sus operaciones logísticas. Los sensores conectados permiten el seguimiento en tiempo real de mercancías, proporcionando información clave sobre su ubicación, estado y condiciones ambientales. Esto es especialmente importante para sectores como el farmacéutico y alimentario, donde las fluctuaciones de temperatura o humedad pueden comprometer la integridad del producto. Una implementación notable es la de Maersk, una de las mayores compañías navieras del mundo, que utiliza IoT para monitorear sus contenedores refrigerados, conocidos como ‘reefers’. Esta tecnología ha reducido drásticamente las pérdidas de productos perecederos, permitiendo una mayor trazabilidad y control sobre la cadena de suministro. El blockchain ha ganado popularidad como una solución para garantizar la transparencia y la trazabilidad en la cadena de suministro. Esta tecnología de registro distribuido permite que cada transacción o movimiento dentro de la cadena se registre de manera inmutable, lo que dificulta la manipulación de los datos. Además, ofrece un historial completo de los movimientos de las mercancías, desde el origen hasta su destino final, lo que es crucial para detectar cualquier brecha de seguridad. La inteligencia artificial (IA) y el análisis predictivo también están desempeñando un papel fundamental en la gestión de riesgos. Estas tecnologías permiten identificar patrones y anticiparse a posibles interrupciones o vulnerabilidades en la cadena de suministro. Gracias al análisis de grandes volúmenes de datos, las empresas pueden prever desde fluctuaciones en la demanda hasta amenazas de ciberseguridad, optimizando notablemente sus respuestas. Un ejemplo relevante es el uso de IA por parte de DHL, que ha implementado sistemas de análisis predictivo para anticipar problemas en la cadena de suministro antes de que ocurran. Esta tecnología ha permitido a DHL mejorar su planificación logística y reducir los tiempos de inactividad en caso de incidentes, como interrupciones en el transporte o problemas en la cadena de suministro global. Según un informe de la Transported Asset Protection Association (TAPA), los robos a la carga durante el transporte y almacenamiento han aumentado en un 16% en los últimos años en Europa, con especial incidencia en España.
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