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SEGURIDAD EN EL TRANSPORTE 21 enfoquemás universal y colaborativo, así como contar con socios y proveedores tecnológicos y de seguridad para inte- grar las tecnologías y funcionalidades adecuadas en todos los niveles de las infraestructuras críticas. 2. GESTIÓN DE CRISIS Los sistemas de transporte siempre han sido sensibles a los efectos de los fenó- menos naturales o aquellos provocadas por el hombre, como los terremotos, los fenómenos meteorológicos o los conflictos armados, respectivamente. Si bien no todos los acontecimientos críticos alcanzan el nivel de emergen- cia catastrófica, una respuesta tardía o inadecuada, incluso a un incidente menor, puede poner en peligro a las personas, las operaciones y, enúltima ins- tancia, la reputación de la organización. Contar con un plan de respuesta eficaz, por lo tanto, puede reducir tanto los efectos más inmediatos como los de largo plazo, salvando vidas, empleos, propiedades o millones de euros. A la hora de elaborar un plan de res- puesta eficaz, el principal reto actual es cómo vincular de forma inteligente las fuentes de información y las partes interesadas con las cuestiones rela- cionadas con la interoperabilidad de los procedimientos y las tecnologías. Una estrategia integral de gestión de crisis comienza antes de que se sienta el impacto de un suceso y continúa después de que la crisis inmediata haya terminado. Esta estrategia de ciclo vital completo puede dividirse en cuatro fases distintas: evaluar, loca- lizar, actuar y analizar. Recomendamos adoptar este enfoque de cuatro fases y trabajar en colaboración con las fuer- zas de seguridad y otros funcionarios de la ciudad para recopilar y com- partir información sobre situaciones emergentes. 3. SEGURIDAD DE LOS PASAJEROS Las amenazas, y por lo tanto las vul- nerabilidades, dentro del sector son diferentes en cada tipo de transporte. Por eso nos quitamos los zapatos en el aeropuerto, pero no esperamos hacerlo en la estación de metro. Uno de los retos de la seguridad de los pasajeros es cómo desplegar medidas que hagan frente a las crecientes amenazas y, al mismo tiempo, satisfagan las expec- tativas y los niveles de comodidad de los pasajeros. Otro reto importante es aplicar las medidas de seguridad al tiempo que se mantiene el flujo de pasajeros a través de la red, especial- mente en los grandes intercambios. Una vez más, en este ámbito, las políti- cas y los requisitos suelen desarrollarse en respuesta a incidentes concretos, y no de forma proactiva como sería aconsejable. 4. CIBERSEGURIDAD Y PRIVACIDAD La seguridad del transporte no sólo implica la protección de las instalacio- nes y vehículos de transporte contra las posibles amenazas (póngase de ejemplo, una bomba), sino también la protección contra ciberataques de los dispositivos y programas informáticos que controlan el tráfico. Esto incluye, por supuesto, los datos personales recogidos por los dispositivos que los pasajeros utilizan durante el tránsito. Dado el panorama actual de seguridad y movilidad, se prevé que el número, la frecuencia, así como la gravedad de los ciberataques en el ámbito del transporte aumenten. Las empresas de transporte público suelen enfrentarse a equipos de control de infraestructuras y redes basados en software y hardware heredados, cuando la seguridad de las infraestruc- turas críticas depende cada vez más de las tecnologías TIC interconectadas. Y esto plantea retos de integración. De ahí que sea siempre recomenda- ble apoyarse en expertos a la hora de evaluar, planificar y ejecutar las mejores herramientas en torno a la seguridad para el óptimo uso y funcionamiento del transporte público, así como su fomento gracias a la buena experien- cia de los usuarios. n
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