RT608 - Rotación

27 ESPECIAL SOCIEDADES DE CLASIFICACIÓN Y CERTIFICACIÓN ¿Qué balance hace de Bureau Veritas en el 2022? El balance es satisfactorio porque hemos ampliamos las actividades que venimos desarrollando y hemos creado dos departamentos nuevos: uno de descarbonización y otro de energías marinas, como actividades segregadas. Esto ha sido posible porque han adquirido un gran volumen de trabajo. La descarbonización y las energías marinas, principalmente la eólica flotante, son las grandes oportunidades para el sector marítimo español. ¿En qué momento de desarrollo se encuentran las energías marinas? En España la que está muy desarrollada, o con muy buenas perspectivas, es la energía eólica flotante, por la batimetría de los fondos marinos que hay en la Península Ibérica y en los archipiélagos. En este sentido, la industria española se está moviendo muy bien y tenemos mucha esperanza de que ya por fin este año salga adelante todo lo que está pendiente. Pero ya ha comenzado a moverse todo y, cuando se ponga en marcha, lo normal es que pasemos a un estado de saturación. ¿Qué implicación está teniendo Bureau Veritas dentro de este segmento de actividad? Prácticamente la mayoría de los proyectos de prototipos que se están generando en España tienen ya AiP de Bureau Veritas, porque llevamos años trabajando y ahora estamos empezando a recoger lo que hemos venido sembrando. Eso nos ha obligado a crear un departamento específico para eólica marina. En lo que se refiere a los combustibles alternativos, ¿cómo está avanzando el sector en este sentido? Nosotros empezamos hace muchos años con el GNL como combustible cuando no había nada. Trabajando y colaborando con la industria fuimos capaces, entre todos, de conseguir que España se convirtiera en uno de los países con más éxito en el tema del GNL, que es un combustible muy limpio porque elimina los óxidos de azufre, partículas y reduce los óxidos de nitrógeno. Sin embargo, ya con esto no es suficiente, porque para conseguir los objetivos de descarbonización tenemos que dar un paso más. Entonces tenemos, por un lado, los biocombustibles que suponen una relativa descarbonización, como los compuestos orgánicos vegetales; y por otro lado, los biocombustibles de segunda generación procedentes de residuos forestales. Además, hay una tercera generación de biocombustibles, que está en estudio, a base de algas. Por otro lado, están los combustibles como el hidrógeno, al amoniaco o el metanol, que están teniendo mucho éxito en la senda de la descarbonización, pero que deben hacer frente a otros retos como su viabilidad económica, su almacenamiento y otros riesgos adicionales. Entre los riesgos del hidrógeno s encuentran la explosividad, las enormes presiones a las que tiene que trabajar o las bajísimas temperaturas a las que se debe conservar. Por su parte, el amoniaco tampoco tiene carbono en su fórmula, pero la combustión puede generar óxidos de nitrógeno mucho más nocivos que el CO2. A pesar de ello, en el sector naval tenemos mucha experiencia en el manejo de amoniaco en grupos de plantas frigoríficas. En este sentido, destacamos que no tenemos una siniestralidad relevante. En lo que concierne al metanol, se trata de un combustible muy inflamable, pero tiene la ventaja de que es líquido, con lo cual se puede manejar fácilmente. El problema es que el metanol, hoy por hoy, se extrae a partir del gas natural. Si además generas el metanol utilizando energías fósiles, lo que haces es añadir huella de carbono a un combustible que ya contiene carbono.

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