4 / Rotación EDITORIAL Todo o nada Reza el dicho que “al mal tiempo, buena cara” y esto es precisamente lo que ha hecho el sector naval. Ante un vendaval de cambios, dificultades y desafíos, el sector se ha enfundado en un traje de valentía, decisión y competitividad, sacando más que nunca sus armas para demostrar que, a pesar del último temporal que ha tenido que atravesar, sigue fuerte y decidido a demostrar su potencia. Bien es cierto que el sector marítimo está en buena parte acostumbrado a capear las crisis, viviendo de forma constante en un escenario de eterna incertidumbre. Pero también es cierto que de todo se aprende, y si algo ha sacado en claro el sector de todas estas complicadas situaciones es que con esfuerzo y valentía de todo se sale. Muestra de ello son todas las iniciativas que se están desarrollando y realizando. Así, las grandes compañías del mercado marítimo español están apostando por el desarrollo e implementación de las nuevas tecnologías, creando espacios propiamente para ello; además las diferentes entidades del sector se encuentran llegando a acuerdos fruto de los cuales nacen proyectos realmente prometedores y con perspectivas de una muy buena valoración en el entorno europeo. Por otro lado, lejos de parar para coger aire, económicamente hablando, los armadores continúan renovando sus flotas, en las que se incluyen mejoras significativas de cara a un futuro próximo. Como consecuencia de ello, astilleros e industria auxiliar han podido continuar su actividad, recuperando día a día mayor cuota de mercado. Del mismo modo, asociaciones e instituciones del sector se encuentran trabajando codo con codo con los actores del sector marítimo para dar un gran impulso a los proyectos y productos navales nacionales. Es cierto que no todo es de color de rosa y que los aspectos legales o financieros entre otros, suponen ciertos cortapisas ante tales acciones. En este sentido, a la industria marítima le quedan algunos obstáculos que atravesar, a los que habrá que dedicar tiempo, constancia e interés. Lo que está claro es que el sector no se rinde y apuesta por el todo o nada, ofreciendo una industria naval con sus hándicaps, pero optimista y capaz.
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